Willy Uribe.
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Hoy se rompe la línea editorial imperante en mi escritura desde hace años, pero la ocasión lo requiere. Willy Uribe está en huelga de hambre para reclamar el indulto de David Reboredo (ese vigués de 43 años, que lleva más de diez años rehabilitado tras una larga desintoxicación, y que ha ingresado en prisión por la entrega de dos papelinas de heroína, un total de 0,4 gramos , en sendas recaídas en los años 2006 y 2009), y no quería ni podía dejar pasar la ocasión para mostrarles mi apoyo, ése que me ha mostrado a mí en numerosas ocasiones Willy, sin apenas conocerme, para que no desfallezca en mi faceta literaria.
Uribe nos recuerda que el indulto en este caso está más que justificado “porque cumple con el requisito que articula la constitución en su Artículo 25: Legalidad e irretroactividad penal. Judicialidad de la pena. Prohibición de los trabajos forzados. REINSERCIÓN Y REEDUCACIÓN como objetivos de la pena. En un año dónde se ha indultado a centenares de ladrones y corruptos que ocupaban cargos políticos en este país. Me parece de recibo dar una segunda oportunidad a un hombre que cayó en las redes de las drogas y, luchando, ha conseguido salir y actualmente ayuda a la sociedad trabajando para colectivos y asociaciones locales”. (http://willyuribe.wordpress.com/2012/12/06/al-gobierno-de-espana-el-indulto-para-david-reboredo/)
Desde aquí, dar ánimo te produce una sensación ambivalente, pues crees en los nobles ideales que mueven a tu amigo, pero al mismo tiempo sabes que cada día que pasa en su justa lucha su salud se deteriora. En situaciones como ésta, recuerdo nítidamente lo que dijo Edmund Burke y lo subrayo: "Para que triunfe el mal, basta con que los hombres de bien no hagan nada”. Y Willy está haciendo algo…
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