domingo, 30 de diciembre de 2012

Los obsesos de las olas de grado cinco

  Dentro de la amplia familia de sujetos obsesionados con el surfing hay diferentes grados, siendo el más grave de todos ellos, el de 'los obsesos de las olas de grado cinco'. El obseso de las olas de grado cinco es un sujeto monotemático, disfuncional, absolutamente incapacitado para llevar una vida normal y desarrollarse con su entorno extraplayeril. Uno de los síntomas inequívocos de padecer esta enfermedad relativamente moderna se manifiesta con el visionado de una película de temática no surfera. Si está viendo, pongamos el ejemplo, ‘Salvad el soldado Ryan’, y su novio, amigo o usted mismo está más pendiente de cómo rompían el día D las olas, en la playa de Omaha, o simplemente dice “¡Vaya mierda! ¡Está plato!”, mientras los nidos de ametralladoras teutonas masacran, sin compasión, a los aliados, en primera línea de desembarco, es que padece esta rara enfermedad.
 Yo me di cuenta que sufría un grado cinco viendo Los Goonies de Richard Donner. Concretamente su apoteósico final. Un claro ejemplo de mar desfasado. De cinco metros no bajaba el mar de fondo, aunque alguna ola de la serie sí que abría. Las intensas rachas de viento offshore que despeinaban el mechón de pelo de 'Sloth' tampoco ayudaban a la práctica del surfing, en las gélidas aguas del Pacífico, aquel día.
De las pocas olas que abrieron aquel día en la playa de Astoria.
Los goonies contemplando un mar pasado. "Ahí... ¡ni Laird Hamilton!"
Siempre que la veo, me lo pregunto, pero creo que no me hubiese metido a surfear.

1 comentario:

  1. Es lo que tiene dejarse llevar por las obsesiones. En esta vida hay que mantener siempre un equilibrio, que si no uno acaba muy 'malamente'. Se lo digo yo, que sé muy bien de lo que hablo. (Dandochepazos)

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