El cantante cántabro, Mario San Miguel. |
¿Qué se puede decir de un tío que surfea las olas de derecha como un goofy, esto es, de espaldas, y cuando hace lo propio con las izquierdas, entonces, como por arte de magia, se convierte en regular y vuelve a ponerse de espaldas a la pared? Así es Mario San Miguel, en el surf y en la vida. Cantante, escritor, integrante del desaparecido grupo S.O.S., poeta, cuentacuentos, surfista, socorrista durante años en la playa de Langre. Mario pone su particular sello personal en todo.
Un tipo que habla de Felicidad, de apostar por
la vida como arte y de compartir antes que competir y que no suena ni a iluminado al que se le ha
ido la olla después de una fiesta con ácido en Ibiza, ni a gurú que quiere
vivir bien a costa de la angustia que atenaza tanto a los occidentales, ni a
uno de esos tristes e histriónicos coach, que tanto proliferan hoy en día y que,
con discurso agresivo y chusco, habla, en paraninfos de universidad, atestados
de estudiantes y amas de casa, de la importancia del entusiasmo y la pasión a
la hora de conseguir nuestras metas y, luego, resulta que fuera del escenario
es un triste y un parado que hace todo por obligación y de mala gana. San Miguel no es ninguno
de ellos, es un tipo que cree en lo que hace y hace en lo que cree.
Disco titulado 'bajando hacia arriba'. |
Mario lanza preguntas obvias, tan obvias que
ya nunca nos hacemos. ¿En dónde estás mejor en la felicidad o en la tristeza? Y
acto seguido se pregunta por qué la gran mayorías de las canciones que
escuchamos por la radio hablan del amor desde la pérdida y el dolor. "Me cuesta
tanto olvidarte", "sin ti no soy nada", "tú recuerdo me hace mal", "me queda otro
día sin vivir sin ti", "por amor tengo el alma herida", "me enseñaste a volar y
ahora me cortas las alas". ¿Les resultan familiares? Son las mismas con las que
empezamos, como Bill Murray, en el día de la Marmota (Atrapado en el tiempo), nuestra jornada,
una y otra vez. Incansablemente. Nos levantamos con ellas, vamos al trabajo en el coche con
ellas, trabajamos con ellas puestas. Nos refugiamos en ellas cada vez que la
vida se nos pone cuesta arriba y un nudo nos aprisiona el pecho. Y luego nos
extraña que no salgamos de nuestra tristeza ni apenas mejoremos.
Las canciones de Mario San Miguel son
distintas, están concebidas desde otro punto de vista, con otra óptica, no
tienen nada que envidiar musicalmente hablando a las anteriores y sus letras hablan del
amor desde el optimismo. “Yo soy feliz”, “yo soy feo, loco y pobre, pero feliz”,
“no me voy a quedar toda la vida esperando…en tu recuerdo crucificado”, “la
vida vale la pena”, “no puedes quedarte si ya no lo sientes, mentirse a uno
mismo, eso es lo peor”. Mensajes más benignos que escuchados como un mantra
invitan a remontar el vuelo y desprendernos de aquello que nos atenaza, en
lugar de aferrarnos a ello y convertirnos en unos tristes abonados al síndrome
de Estocolmo.
'Crecemos haciéndonos pequeños'. |
La música de Mario San Miguel está en sus
discos, en sus directos; aunque, momentáneamente, y tal y como anuncia en su
web (http://mariosanmiguel.com/) ha
interrumpido los conciertos que daba con su banda, El ejército del Amor.
Tiene motivos. Actualmente, tiene entre manos el proyecto de sacar un libro, donde hablará
del amor, de la felicidad, de la tristeza… de la vida, en definitiva. Habrá que
estar atentos y leerlo, algo bueno seguro que sacamos.
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