viernes, 25 de abril de 2014

Alejo Solar: “Cantabria es el paraíso del SUP”




Hay personas que parece que tienen el surf impreso en su material genético; para ellos, el mar, las olas forman parte de su ADN; y el frondoso árbol genealógico de sus familias está repleto de ramas y nuevos brotes que profesan esta misma predilección por el salitre. En este selecto grupo se encuentra Alejo Solar, hermano, tío, cuñado de grandes surfistas, que lleva a pie de playa más de treinta años, en los que ha probado todos los ‘palos’ (Skimboard, Bodyboard, Surf, Longboard, ahora SUP). Algo más de tres décadas en las que ha tenido tiempo para viajar prácticamente por todos los rincones del planeta, en busca de olas perfectas, y ser uno de los pioneros y grandes difusores del Stand Up Paddle en Cantabria.
El surfista cántabro Alejo Solar.
-Una pregunta muy recurrente, ¿cuándo y cómo empezaste a surfear?
-El año no tengo ni idea, calculo que tendría nueve o diez años (Alejo nació en 1973, luego sus inicios en el mundo de las olas se remontan a 1981-1982 aproximadamente). Antes no se empezaba a hacer surf como empieza la gente ahora, que hace un curso o se compra una tabla y comienza a surfear… Mi hermano Pablo y yo provenimos de una familia con poca pasta y nos costó bastante tener material. El caso es que empezamos con ‘rompe olas’, lo que ahora se llama skimboard; nos tirábamos por la orilla e íbamos como motos. Así estuvimos dos o tres veranos. Luego, nos pasamos al Bodyboard, unos bodyboard que nos trajeron los Reyes de Francia. Los primeros bodyboards que hubo en Los Locos, por cierto. Después ya empezamos a surfear con tabla, tablas prestadas. Tenía tabla todo Dios menos nosotros (sonríe), y vivíamos en un sufrimiento constante, esperando a que se saliera alguien del agua para pedirle la tabla y que luego te la dejara. Vivíamos con la incertidumbre ésa de ‘¿me va  a dejar la tabla, no me la van a dejar?’ (más risas) Y esos fueron nuestros comienzos en el surfing.
-¿Cómo era ese ambiente que había en Suances en los ochenta?
-¡Joder! (con emoción), pues eso era precisamente lo que te enganchaba un poco también al surfing. Todo el ambiente que había era mucho más romántico que ahora. Surfeaba muy poca gente, los que surfeaban eran gente bastante carismática, eran prácticamente los primeros surferos que había habido en Cantabria, en Los Locos, y era lo que enamoraba un poco del surfing. Las tablas, los trajes… Todo el material surfero era muy diferente al de ahora. No había tiendas de surf, sólo estaba Xpeedin’ en Somo; si querías comprarte parafina, tenías que irte hasta allí... Conseguir el material… Todo costaba más esfuerzo que ahora, que está todo más mascado y fácil.
-¿Quiénes erais en aquella época dorada del surfing en Cantabria? Será difícil, entre tantas, pero alguna anécdota memorable…
-En mis comienzos del surfing,  en los 80s, todo lo relacionado con la playa, olas, sol… ¡Era sagrado! Aún recuerdo la primera vez que cogí una pared de ola, creo que soñé varias noches con ese momento. En aquellos tiempos comenzar a surfear era duro y requería años, ya que sólo nos metíamos en verano y por supuesto no había escuelas de surf; aprendimos viendo a surfistas como Neptuno, Juan Revuelta, Ulises Sanz, Molu, Paco Juanco, Julito, Pellón y Roberto el de El Huerto, uno de los pioneros del surf en Cantabria. Para mí uno de los momentos mágicos fue cuando, estando en la orilla, observando un clásico día de surf en Los Locos, a Uli se le rompió el invento y yo, raudo, fui a por su tabla, ésa fue la primera vez que toqué, olí, y me tumbé sobre una tabla de surf… ¡Qué sensaciones! ¡Alucinante! Y lo que no se me olvidará nunca fue aquella marea alta, con la playa abarrotada, olas de 1,5 metros, orilleras, y, de pronto, Fernando Peón (Masoka) se lanza a por la bomba del día, el take off fue brutal, pero la falta de agua propició… ¡Una clavada épica con rotura de tabla incluida!  De la que salió, levantó los dos cachos de tabla, que por cierto era preciosa, pintada como una cebra, y gran parte de la gente que estábamos en la playa nos pusimos a aplaudir y a silbar por el espectáculo ofrecido (Risas).
El tamaño, una de sus especialidades (foto cortesía A.S.)

-Eso que has hablado antes de “más mascado y fácil”… No sé si definirlo como una teoría, pero sí como una hipótesis que puede explicar el alto nivel técnico que tenéis tu hermano Pablo, tú y muchos surfistas de vuestra generación. Antes no había ‘evolutivos’ y aprendías a surfear con tablas muy cortas, con poca estabilidad, que hacían que los inicios fueran bastante complicados, pero que provocaban que el que aprendiese a coger olas con semejantes trastos fuese luego un pro o un máquina… ¿Compartes esta tesis?
-(Suspiro de reflexión) Creo que al costar más tenías que esforzarte mucho más que ahora. Todo lo que cuesta mucho al final se te arraiga más. Si un deporte te cuesta mucho aprender y luego realmente consigues ejercerlo, acabas siendo casi un máquina. Nosotros cuando empezamos, nuestra primera tabla fue un single, empezamos con resquicios que dejaban las generaciones anteriores, que se pasaron a tablas más finitas y abandonaron los singles o tablas más gordas, que al final eran casi como las evolutivas de hoy en día. La primera tabla que tuve fue, como muchas otras, compartida con mi hermano Pablo, era una Xpeedin’ single de tercera o cuarta mano; se la compramos a Pablo Merino, que era unos años mayor que yo y de una generación de surfistas de los cuales por una u otra razón pocos siguieron surfeando; creo recordar que nos costó unas 12.000 pesetas. Ese tipo de tablas eran buenísimas para empezar, ya que tenían volumen y flotaban mucho. Después llegó la moda de las mini tablas, ultra finas, con canales y  todo tipo de innovaciones para hacer un surfing más radical y moderno; de mis colegas, el primero en tener una de ésas fue Borja Ibarra; se la compró de segunda mano a Revuelta. Con el paso de los años las tablas de surf han evolucionado mucho y nosotros hemos visto todo el proceso.
-Pablo, Mirka, Deva, tú…Seguramente, me habré dejado alguno… ¿Los Solar tenéis el surf en el ADN?
-(Risas) Empezamos surfeando mi hermano Héctor, que posteriormente se dedicó a otros deportes, como el tenis, y luego Pablo y yo. Después vinieron mis sobrinas Mirka y Deva, conocidas mundialmente. Después está el padre de otros sobrinos, que es australiano, Robert Gunning, que tiene el surf en las venas. Y sus hijos son unos máquinas que ya están haciendo sus pinitos en campeonatos. (Carcajada) Somos tantos, que no sé si me dejo a alguien... Seguramente que alguien queda por ahí… ¡Bueno! Está mi sobrino Jonás, que vive en Canarias, otro surfero… No sé si lo tenemos en el ADN, pero el surfing nos ha calado; tal vez porque tenemos las olas muy cerca, y forma parte de la tradición familiar.
-A parte de hacer surfing también haces Stand Up Paddle, deporte del que fuiste no sé si ‘El pionero’ pero sí uno de los primeros en Cantabria…
-(Interviene) Es que es lo que comentaba antes, he pasado por tantas disciplinas… Empezamos por los rompe olas, bodyboard, surf, que es lo que más he practicado en mi vida, pero después he hecho longboard. El longboard me encantaba. Después, empecé con el Stand Up Paddle, que fue verlo en unas fotos de Laird Hamilton, y decir: “esto es una pasada”. Y llevo años ya haciéndolo y estoy enganchadísimo. Ahora mismo es más, me joraba decirlo, pero igual llevo más de un año sin surfear con una tabla de surf. Son etapas por las que vas pasando en la vida.

Con el SUP también se atreve con olas grandes (foto cortesía A.S).
-En el SUP eres famoso por ser de los pocos que se atreven a coger olas grandes en Cantabria. Se te ha visto por ejemplo en Santa Marina con condiciones bastante pasadas… ¿Por qué está ausencia de big wave riders? ¿Es más complicado a nivel técnico coger este tipo de condiciones con un SUP que con una tabla?
-Me metí en Santa Marina un día que estaba bastante potente y que no había gente… Técnica y habilidad, si realmente eres surfero y vienes del mundo de la tabla, el SUP de olas normalmente se te va a dar bien, tras un proceso de adaptación. En referencia a las olas grandes, el SUP cuenta con ventajas. El remo te da mucha más potencia de remada y esto te permite coger olas muy grandes. Que la gente apueste por el SUP en olas grandes o no, ya depende de los gustos y de la habilidad de cada uno.
-¿A quién recomendarías el SUP, a un surfero que quiere complementar el surf, con otra actividad, esos días que igual las condiciones no acompañan, o lo consideras una actividad que puede ser perfectamente independiente y no complementaría de la tabla?
-Puede ser complementaria y no complementaria. El Stand Up Paddle se lo aconsejo a todo el mundo, desde niños hasta mayores. ¿Qué tiene? Fundamentalmente, que no es como el surf, que te cuesta mucho aprender. El primer día ya estás de pie encima de la tabla, experimentando esa sensación que es maravillosa… Igual no tan placentera como en el surf; pero tu primer día ya puedes estar dando tus remaditas, tu paseo, y a los dos días puedes estar cogiendo olitas pequeñas. El SUP tiene una doble versión. Tiene una versión paisajística y de ir de tranqui, pero también tienes esa versión cañera de descarga de adrenalina. ¿Complemento del surf? Perfectamente. Lo que pasa es que hay un sector de surferos que es bastante reacio al Stand Up Paddle, porque ocupas más espacio, puedes coger más olas, tienes más ventajas a la hora de cogerlas… (Suspiro reflexivo) En el tema del SUP en olas hay que tener mucho cuidado, porque la comunidad surfera tiene mucha potencia, y por eso yo por ejemplo procuro ir a olas donde no haya surferos o muy pocos, para evitar problemas.
El Origen del SUP en Cantabria
-Entonces, por lo que cuentas, el Stand Up Paddle tiene un gran potencial de crecimiento en los próximos años en cuanto a número de practicantes, actividades económicas como creación de escuelas, organización de rutas…
-Es lo que más está creciendo ahora. No tengo datos ni estadísticas, pero no hay más que verlo. Yo empecé solo en el SUP en Los Locos y diría que casi en Cantabria, si me apuras
-(Le interrumpo) ¿Con la famosa tabla que trajo César Girón?
-Esa fue la primera tabla que tuve yo; pero  había tocado bastante antes otras tablas que eran de Ibón Amatriain. La oportunidad de probarlo surgió en un test de O’neill-Pukas en Gijón; cuando empezaron a sacar las tablas de test, vi a Ibón sacar un tipo Longboard y un remo, y me dije: “Esta es la mía”. Ibón dio un espectáculo tremendo, lo tenía dominado, no se cayó ni una vez. Nos contó que, en una visita de Hamilton, éste le había regalado la tabla de SUP…  ¡Los hay con suerte! La cosa es que después me metí yo y sin tener ni idea de remar comencé a hacer mis primeros pinitos en este deporte nuevo que tanto me ha enganchado. Me lo pasé de lujo, cogí unas olitas pequeñas y me prometí ahorrar y comprarme uno urgentemente. Después, llegó la historia de César Girón, que me dijo que tenía la tabla de SUP por ahí tirada, se la pedí y me la apalanqué durante un año, por cierto (risas).

Clavando el remo, demostrando su gran estilo (foto cortesía Alejo Solar).

-¿Se puede decir que fuiste el primero en Cantabria?
-Bueno, tanto no sé, la tabla era de César, pero aparentemente no se metía y yo empecé a meterme y  durante años, pero durante años, no había nadie con un paddle en Cantabria.
-Recientemente se te ha visto organizando travesías de SUP por el Besaya, ¿realmente la regeneración ambiental del río es tan espectacular como dicen?
-No se sabe lo que hay debajo, en el lodo, pero lo que es el agua, en cuanto se ha dejado de realizar vertidos, el resultado es espectacular. El mejor síntoma de ello es que haciendo travesías con Paddle hemos visto hasta nutrias. Bueno, siempre te encuentras compresas. Yo a La Concha la llamo ‘Compresa Point’ (carcajada). En lo de las travesías, los promotores de la primera ruta fuimos Helio Sanz, Néstor Díaz y yo. Hasta el momento hemos hecho tres o cuatro descensos con gente, probando diferentes caudales, y la verdad es que es una gozada. Es lo bueno del Paddle, que puedes aprovechar ríos, pantanos, lagos. Yo me voy todos los años en verano a Los Pirineos y es que, en lagos de alta montaña, a dos mil metros de altura, lo practicas.
-Entonces, supongo que el juego que te puede dar en Cantabria con bahías, rías, ríos, estuarios es inmenso ¿no?
-Cantabria es el paraíso el SUP. Tenemos olas, tenemos rías… Yo suelo llevar a gente a paseos por rías. Turismo de otra manera. Llevas a gente que no ha probado el SUP en la vida, a una ría que está como una balsa de aceite, no sopla viento, aprovechando la marea, y alucina.
-Como buen surfista has realizado muchos surfaris, ¿nos puedes hablar de alguno de ellos?
-Mis viajes han sido más como surfero que con el SUP, con el que es más difícil viajar. Aunque bueno, con el SUP he cogido ya olas en Francia, en Guethary, en Hossegor; en Asturias. Con el surf, viajes que me hayan marcado (hace una pausa, haciendo memoria)… A mí Canarias me encanta, para mí es el Hawai español. Después el primer viaje cañero que  nos hicimos a Indonesia en el 98, estuvimos en Bali, Sumbawa, Lombok… Cogimos unas olas impresionantes. Después, he estado en México… Brasil tiene un ambiente surfero increíble, nunca he visto tanta gente en el agua como en Florianópolis. Costa Rica y Madeira también fueron dos de los viajes que más me han gustado. Australia… Hay muchos que no puedes olvidar y te encantaría volver, pero no puedes. Ahora encima con los tiempos que corren tienes que estar aquí dando clases, en la tienda (desde al año 2000 tiene su propio negocio surfero, ‘Los Locos Surf Shop’, en Torrelavega). Los viajes se han cortado bastante. Así todo yo pienso que no hace falta irse lejos para disfrutar, hay buenas olas y bonitos lugares más cerca de lo que pensamos y nos enseñan en las revistas.

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