Hay personas que parece que tienen el surf impreso en su
material genético; para ellos, el mar, las olas forman parte de su ADN; y el frondoso
árbol genealógico de sus familias está repleto de ramas y nuevos brotes que
profesan esta misma predilección por el salitre. En este selecto grupo se
encuentra Alejo Solar, hermano, tío, cuñado de grandes surfistas, que lleva a
pie de playa más de treinta años, en los que ha probado todos los ‘palos’
(Skimboard, Bodyboard, Surf, Longboard, ahora SUP). Algo más de tres décadas en
las que ha tenido tiempo para viajar prácticamente por todos los rincones del planeta,
en busca de olas perfectas, y ser uno de los pioneros y grandes difusores del
Stand Up Paddle en Cantabria.
El surfista cántabro Alejo Solar. |
-Una pregunta muy
recurrente, ¿cuándo y cómo empezaste a surfear?
-El año no tengo ni idea, calculo que tendría nueve o diez
años (Alejo nació en 1973, luego sus inicios en el mundo de las olas se
remontan a 1981-1982 aproximadamente). Antes no se empezaba a hacer surf como empieza
la gente ahora, que hace un curso o se compra una tabla y comienza a surfear…
Mi hermano Pablo y yo provenimos de una familia con poca pasta y nos costó
bastante tener material. El caso es que empezamos con ‘rompe olas’, lo que ahora
se llama skimboard; nos tirábamos por la orilla e íbamos como motos. Así
estuvimos dos o tres veranos. Luego, nos pasamos al Bodyboard, unos bodyboard
que nos trajeron los Reyes de Francia. Los primeros bodyboards que hubo en Los
Locos, por cierto. Después ya empezamos a surfear con tabla, tablas prestadas.
Tenía tabla todo Dios menos nosotros (sonríe), y vivíamos en un sufrimiento
constante, esperando a que se saliera alguien del agua para pedirle la tabla y
que luego te la dejara. Vivíamos con la incertidumbre ésa de ‘¿me va a dejar la tabla, no me la van a dejar?’ (más
risas) Y esos fueron nuestros comienzos en el surfing.
-¿Cómo era ese
ambiente que había en Suances en los ochenta?
-¡Joder! (con emoción), pues eso era precisamente lo que te
enganchaba un poco también al surfing. Todo el ambiente que había era mucho más
romántico que ahora. Surfeaba muy poca gente, los que surfeaban eran gente
bastante carismática, eran prácticamente los primeros surferos que había habido
en Cantabria, en Los Locos, y era lo que enamoraba un poco del surfing. Las
tablas, los trajes… Todo el material surfero era muy diferente al de ahora. No
había tiendas de surf, sólo estaba Xpeedin’ en Somo; si querías comprarte
parafina, tenías que irte hasta allí... Conseguir el material… Todo costaba más
esfuerzo que ahora, que está todo más mascado y fácil.
-¿Quiénes erais en
aquella época dorada del surfing en Cantabria? Será difícil, entre tantas, pero
alguna anécdota memorable…
-En mis comienzos del
surfing, en los 80s, todo lo relacionado
con la playa, olas, sol… ¡Era sagrado! Aún recuerdo la primera vez que
cogí una pared de ola, creo que soñé varias noches con ese momento. En
aquellos tiempos comenzar a surfear era duro y requería años, ya que sólo nos
metíamos en verano y por supuesto no había escuelas de surf; aprendimos viendo
a surfistas como Neptuno, Juan Revuelta, Ulises Sanz, Molu, Paco Juanco, Julito,
Pellón y Roberto el de El Huerto, uno de los pioneros del surf en
Cantabria. Para mí uno de los momentos mágicos fue cuando, estando en la
orilla, observando un clásico día de surf en Los Locos, a Uli se le rompió el
invento y yo, raudo, fui a por su tabla, ésa fue la primera vez que toqué, olí,
y me tumbé sobre una tabla de surf… ¡Qué sensaciones! ¡Alucinante! Y lo que no
se me olvidará nunca fue aquella marea alta, con la playa abarrotada, olas de 1,5 metros, orilleras, y,
de pronto, Fernando Peón (Masoka) se lanza a por la bomba del día, el take off
fue brutal, pero la falta de agua propició… ¡Una clavada épica con rotura de
tabla incluida! De la que
salió, levantó los dos cachos de tabla, que por cierto era preciosa, pintada
como una cebra, y gran parte de la gente que estábamos en la playa nos
pusimos a aplaudir y a silbar por el espectáculo ofrecido (Risas).
El tamaño, una de sus especialidades (foto cortesía A.S.) |
-Eso que has hablado
antes de “más mascado y fácil”… No sé si definirlo como una teoría, pero sí
como una hipótesis que puede explicar el alto nivel técnico que tenéis tu
hermano Pablo, tú y muchos surfistas de vuestra generación. Antes no había ‘evolutivos’
y aprendías a surfear con tablas muy cortas, con poca estabilidad, que hacían
que los inicios fueran bastante complicados, pero que provocaban que el que
aprendiese a coger olas con semejantes trastos fuese luego un pro o un máquina…
¿Compartes esta tesis?
-(Suspiro de reflexión) Creo que al costar más tenías que
esforzarte mucho más que ahora. Todo lo que cuesta mucho al final se te arraiga
más. Si un deporte te cuesta mucho aprender y luego realmente consigues
ejercerlo, acabas siendo casi un máquina. Nosotros cuando empezamos, nuestra
primera tabla fue un single, empezamos con resquicios que dejaban las
generaciones anteriores, que se pasaron a tablas más finitas y abandonaron los
singles o tablas más gordas, que al final eran casi como las evolutivas de hoy
en día. La primera
tabla que tuve fue, como muchas otras, compartida con mi hermano Pablo, era una
Xpeedin’ single de tercera o cuarta mano; se la compramos a Pablo Merino, que
era unos años mayor que yo y de una generación de surfistas de los cuales
por una u otra razón pocos siguieron surfeando; creo recordar que nos
costó unas 12.000 pesetas. Ese tipo de tablas eran buenísimas para empezar, ya
que tenían volumen y flotaban mucho. Después llegó la moda de las mini tablas,
ultra finas, con canales y todo tipo de innovaciones para hacer un
surfing más radical y moderno; de mis colegas, el primero en tener una de ésas
fue Borja Ibarra; se la compró de segunda mano a Revuelta. Con el paso de los
años las tablas de surf han evolucionado mucho y nosotros hemos visto
todo el proceso.
-Pablo, Mirka, Deva,
tú…Seguramente, me habré dejado alguno… ¿Los Solar tenéis el surf en el ADN?
-(Risas) Empezamos surfeando mi hermano Héctor, que
posteriormente se dedicó a otros deportes, como el tenis, y luego Pablo y yo.
Después vinieron mis sobrinas Mirka y Deva, conocidas mundialmente. Después
está el padre de otros sobrinos, que es australiano, Robert Gunning, que tiene
el surf en las venas. Y sus hijos son unos máquinas que ya están haciendo sus
pinitos en campeonatos. (Carcajada) Somos tantos, que no sé si me dejo a
alguien... Seguramente que alguien queda por ahí… ¡Bueno! Está mi sobrino
Jonás, que vive en Canarias, otro surfero… No sé si lo tenemos en el ADN, pero
el surfing nos ha calado; tal vez porque tenemos las olas muy cerca, y forma
parte de la tradición familiar.
-A parte de hacer
surfing también haces Stand Up Paddle, deporte del que fuiste no sé si ‘El
pionero’ pero sí uno de los primeros en Cantabria…
-(Interviene) Es que es lo que comentaba antes, he pasado
por tantas disciplinas… Empezamos por los rompe olas, bodyboard, surf, que es
lo que más he practicado en mi vida, pero después he hecho longboard. El
longboard me encantaba. Después, empecé con el Stand Up Paddle, que fue verlo
en unas fotos de Laird Hamilton, y decir: “esto es una pasada”. Y llevo años ya
haciéndolo y estoy enganchadísimo. Ahora mismo es más, me joraba decirlo, pero
igual llevo más de un año sin surfear con una tabla de surf. Son etapas por las
que vas pasando en la vida.
Con el SUP también se atreve con olas grandes (foto cortesía A.S). |
-En el SUP eres famoso
por ser de los pocos que se atreven a coger olas grandes en Cantabria. Se te ha
visto por ejemplo en Santa Marina con condiciones bastante pasadas… ¿Por qué
está ausencia de big wave riders? ¿Es más complicado a nivel técnico coger este
tipo de condiciones con un SUP que con una tabla?
-Me metí en Santa Marina un día que estaba bastante potente
y que no había gente… Técnica y habilidad, si realmente eres surfero y vienes
del mundo de la tabla, el SUP de olas normalmente se te va a dar bien, tras un
proceso de adaptación. En referencia a las olas grandes, el SUP cuenta con
ventajas. El remo te da mucha más potencia de remada y esto te permite coger
olas muy grandes. Que la gente apueste por el SUP en olas grandes o no, ya
depende de los gustos y de la habilidad de cada uno.
-¿A quién
recomendarías el SUP, a un surfero que quiere complementar el surf, con otra
actividad, esos días que igual las condiciones no acompañan, o lo consideras
una actividad que puede ser perfectamente independiente y no complementaría de
la tabla?
-Puede ser complementaria y no complementaria. El Stand Up
Paddle se lo aconsejo a todo el mundo, desde niños hasta mayores. ¿Qué tiene?
Fundamentalmente, que no es como el surf, que te cuesta mucho aprender. El
primer día ya estás de pie encima de la tabla, experimentando esa sensación que
es maravillosa… Igual no tan placentera como en el surf; pero tu primer día ya
puedes estar dando tus remaditas, tu paseo, y a los dos días puedes estar
cogiendo olitas pequeñas. El SUP tiene una doble versión. Tiene una versión
paisajística y de ir de tranqui, pero también tienes esa versión cañera de
descarga de adrenalina. ¿Complemento del surf? Perfectamente. Lo que pasa es
que hay un sector de surferos que es bastante reacio al Stand Up Paddle, porque
ocupas más espacio, puedes coger más olas, tienes más ventajas a la hora de
cogerlas… (Suspiro reflexivo) En el tema del SUP en olas hay que tener mucho
cuidado, porque la comunidad surfera tiene mucha potencia, y por eso yo por
ejemplo procuro ir a olas donde no haya surferos o muy pocos, para evitar
problemas.
El Origen del SUP en
Cantabria
-Entonces, por lo que
cuentas, el Stand Up Paddle tiene un gran potencial de crecimiento en los
próximos años en cuanto a número de practicantes, actividades económicas como
creación de escuelas, organización de rutas…
-Es lo que más está creciendo ahora. No tengo datos ni
estadísticas, pero no hay más que verlo. Yo empecé solo en el SUP en Los Locos
y diría que casi en Cantabria, si me apuras…
-(Le interrumpo) ¿Con
la famosa tabla que trajo César Girón?
-Esa fue la primera tabla que tuve yo; pero había tocado bastante antes otras tablas que
eran de Ibón Amatriain. La oportunidad de probarlo surgió en un test de O’neill-Pukas en
Gijón; cuando empezaron a sacar las tablas de test, vi a Ibón sacar un tipo
Longboard y un remo, y me dije: “Esta es la mía”. Ibón dio un espectáculo
tremendo, lo tenía dominado, no se cayó ni una vez. Nos contó que, en una
visita de Hamilton, éste le había regalado la tabla de SUP… ¡Los hay con suerte! La cosa es que después
me metí yo y sin tener ni idea de remar comencé a hacer mis primeros pinitos en
este deporte nuevo que tanto me ha enganchado. Me lo pasé de lujo, cogí unas
olitas pequeñas y me prometí ahorrar y comprarme uno urgentemente. Después,
llegó la historia de César Girón, que me dijo que tenía la tabla de SUP
por ahí tirada, se la pedí y me la apalanqué durante un año, por cierto
(risas).
Clavando el remo, demostrando su gran estilo (foto cortesía Alejo Solar). |
-¿Se puede decir que fuiste el primero en Cantabria?
-Bueno, tanto no sé, la tabla era de César, pero
aparentemente no se metía y yo empecé a meterme y durante años, pero durante años, no había
nadie con un paddle en Cantabria.
-Recientemente se te
ha visto organizando travesías de SUP por el Besaya, ¿realmente la regeneración
ambiental del río es tan espectacular como dicen?
-No se sabe lo que hay debajo, en el lodo, pero lo que es el
agua, en cuanto se ha dejado de realizar vertidos, el resultado es
espectacular. El mejor síntoma de ello es que haciendo travesías con Paddle
hemos visto hasta nutrias. Bueno, siempre te encuentras compresas. Yo a La Concha la llamo ‘Compresa
Point’ (carcajada). En lo de las travesías, los promotores de la primera ruta
fuimos Helio Sanz, Néstor Díaz y yo. Hasta el momento hemos hecho tres o cuatro
descensos con gente, probando diferentes caudales, y la verdad es que es una
gozada. Es lo bueno del Paddle, que puedes aprovechar ríos, pantanos, lagos. Yo
me voy todos los años en verano a Los Pirineos y es que, en lagos de alta
montaña, a dos mil metros de altura, lo practicas.
-Entonces, supongo
que el juego que te puede dar en Cantabria con bahías, rías, ríos, estuarios es
inmenso ¿no?
-Cantabria es el paraíso el SUP. Tenemos olas, tenemos rías…
Yo suelo llevar a gente a paseos por rías. Turismo de otra manera. Llevas a gente
que no ha probado el SUP en la vida, a una ría que está como una balsa de
aceite, no sopla viento, aprovechando la marea, y alucina.
-Como buen surfista has
realizado muchos surfaris, ¿nos puedes hablar de alguno de ellos?
-Mis viajes han sido más como surfero que con el SUP, con el
que es más difícil viajar. Aunque bueno, con el SUP he cogido ya olas en Francia,
en Guethary, en Hossegor; en Asturias. Con el surf, viajes que me hayan marcado
(hace una pausa, haciendo memoria)… A mí Canarias me encanta, para mí es el
Hawai español. Después el primer viaje cañero que nos hicimos a Indonesia en el 98, estuvimos
en Bali, Sumbawa, Lombok… Cogimos unas olas impresionantes. Después, he estado
en México… Brasil tiene un ambiente surfero increíble, nunca he visto tanta
gente en el agua como en Florianópolis. Costa Rica y Madeira también fueron dos
de los viajes que más me han gustado. Australia… Hay muchos que no puedes
olvidar y te encantaría volver, pero no puedes. Ahora encima con los tiempos
que corren tienes que estar aquí dando clases, en la tienda (desde al año 2000
tiene su propio negocio surfero, ‘Los Locos Surf Shop’, en Torrelavega). Los
viajes se han cortado bastante. Así todo yo pienso que no hace falta irse lejos para disfrutar,
hay buenas olas y bonitos lugares más cerca de lo que pensamos y nos enseñan en
las revistas.
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