El siempre inquieto Florian Carlo, alma mater de la desaparecida The Flying Longboarder (Surf Shop, librería y Galería de Arte (3 en 1), que estuvo situada en Comillas), ha regresado recientemente a tierras cántabras con un proyecto distinto, original, nuevo y sobre todo valiente: Un taller artesanal de tablas, en la bucólica localidad de Ruiseñada. Los que conocieron su tienda se pueden imaginar la propuesta, su filosofía, las formas, texturas, materiales y colores de las surfboards… y los que no, pueden hacerse una idea visitando su nuevo bloq http://flyingsurfboards.blogspot.com/ y su facebook http://www.facebook.com/manufacturefloriancarlo.
Carlo aplica sus ya conocidas sensibilidad, originalidad, creatividad e imaginación en el noble arte de la fabricación de artefactos deslizantes y el resultado es francamente sorprendente. De su mente ya han surgido deslumbrantes modelos bautizados con nombres tan poéticos como ‘Cacholot’, ‘Celeritas’, ‘Cuchilla’ y un largo etc. Unas tablas especiales para gente especial que huye de los preshapes y de las tablas estandarizadas; para esos raros sujetos que quieren tener en su quiver algo único y diferente, y que valoran el trabajo artesanal de los shapers, los últimos rebeldes que quedan en este mundo en el que acabaremos comprando tablas en la tienda de chinos de la esquina.
La originalidad del sujeto se pone de manifiesto en la idea de que piensa contar con un modelo de cada tabla para que la gente pueda probarlos y así saber bien lo que se lleva a casa. Exactamente igual que en un concesionario de coches cuando nos queremos comprar un modelo, pero aplicado al mundo del surfing. ¿Es original o no la cosa?
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