sábado, 7 de febrero de 2015

Deconstruyamos el Surfing



Ahora que el término 'deconstruir' está tan de moda, gracias a la gastronomía, sería interesante preguntarnos si en el surf podría hacerse algo parecido. El auténtico significado de la palabra, no es lo más importante aquí, porque lo realmente interesante del término deconstruir es lo que genera a su alrededor; la ruptura de conceptos establecidos, la generación de diferentes visiones sobre un mismo asunto, la puesta en duda de dogmas, la abolición de los límites... Algo que en definitiva repercute en el increíble momento creativo que vive la cocina, donde algo tan a priori fijo e inamovible como las texturas, los sabores e incluso ingredientes, evolucionan y mutan hasta unos límites casi tan infinitos como la imaginación de los propios cocineros. Creatividad, revolución, innovación, investigación, desarrollo… Son frutos de este concepto tan de moda.
 El surfing no tiene nada que envidiar  del momento de gloria y de enorme popularidad que vive la gastronomía. Todo lo contrario. Pero tal vez debamos preguntarnos si la democratización del surf va de la mano de una mayor creatividad, imaginación, originalidad, heterogeneidad por parte de sus practicantes… O si por el contrario va unida a una homogenización y a una falta de personalidad cada vez más alarmantes.
Tal vez si extrapolamos algo de la deconstrucción culinaria al surf podamos sacudirnos de encima algo del pensamiento dominante y homogéneo imperante hoy en día. De esa visión monolítica del surf, donde la rica y vasta filosofía de antaño ha quedado simplificada casi a los esloganes publicitarios de cuatro grandes marcas. Donde el balido disonante de la oveja negra del rebaño ha quedado silenciado por el ruido monocorde generado por un rebaño de presuntas ovejas negras impostoras que destiñen con el agua salada. Donde la rebeldía como actitud ante la vida ha quedado caricaturizada a una pose de viernes noche a domingo. Donde el continente ha fagocitado el contenido…
 Quizá haya llegado la hora de que cada uno se haga su propia pregunta sobre lo que es para él el surf y halle su propia respuesta, para que al final haya tantas respuestas como surfistas. Que cada surfista sea de un padre y de una madre, en lugar de parecer todos paridos en el laboratorio de clones de la Oveja Dolly. Tal vez esta experimentación en esencias, texturas y formas no pase  necesariamente por obtener algo nuevo, revolucionario e iconoclasta, sino que nos haga retornar a unos orígenes de los que cada día estamos más alejados.
Deconstruyamos el surfing, amigos.

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