domingo, 28 de enero de 2024

Surfistas y racinguistas: Manel Fiochi, el santanderino que jubiló la tabla larga en España

 

Manel Fiochi, genio y figura del surf de Cantabria y España.

  

  Se puede decir que las vidas del Racing y de Manel Fiochi (Santander, 1.950) tienen cierto paralelismo. Importantes los dos en las historias de sus respectivos deportes, nunca se les ha brindado la atención ni la importancia suficientes, ni la que se merecían. Si el Racing ha sido pionero en un sinfín de acontecimientos (fundador de la  Primera División Española, primer equipo en ser televisado junto al Real Madrid, primero en tener publicidad en su camiseta…), Manel no le va a la zaga en cuanto a ser  propulsor de innovaciones en el surfing. Si bien una inoportuna lesión de brazo, le impidió ser de esa primera hornada de surfistas cántabros comandada por su hermano Jesús, se supo resarcir con creces cuando allá por 1967 trajo la primera tabla corta a España junto a un surfing radical y vertiginoso, que nada tenía que ver con el cadencioso de tablón que se practicaba hasta entonces.  Manel, el importador de la New School y el aplicador de un ERE al tablón, dotado de un espíritu aventurero e inquieto, y tal vez en ocasiones de cierta alma de kamikaze, también fue el codescubridor, junto a sus amigos José Manuel Merodio, Carlos Bereza y Novo, de la potente  ola de Santa Marina. Un hallazgo sin precedentes y el pistoletazo de salida del surf de olas grandes en Cantabria y España. Racing y Manel, dos vidas paralelas, pero que en ocasiones, como por arte de magia, han tenido puntos de tangencia. Como cuando la condición de su padre de directivo del club santanderino propició que, en su autobús,  llegase la primera tabla de surf a la península. Fue un tablón rojo encargado por su hermano Jesús al taller de Barland en Bayona. Allá por 1963. 61 años después las vidas del Racing y de Manel confluyen en esta entrevista.

-El Racing ha estado muy vinculado a tu familia, ¿qué recuerdas de cuando tu padre estuvo en la directiva?

-He de confesar que yo no he sido nunca demasiado aficionado al fútbol. Recuerdo haber ido bastantes domingos con él a los antiguos Campos de Sport de El Sardinero para ver partidos, desde un lugar del estadio privilegiado. El palco.  Fueron tardes inolvidables. También me gustaba acompañarle al club cuando tenía alguna reunión importante en la que se decidían fichajes o cuestiones económicas, le esperaba en el coche y me entretenía jugando con el volante, con la radio…

-¿Algún recuerdo de jugadores?

-Pues de aquella época, en la que mi padre era directivo, no, porque era muy pequeño, pero posteriormente  conocí en Navarra por motivos profesionales (teníamos negocios allí familiares) a Benito Ballent. Un muy buen delantero que se caracterizaba por su efectividad. Recuerdo que tuvo una despedida agridulce con el Racing. Se lesionó la primera jornada de la liga 92-93, la del ascenso, contra el Badajoz. Fue su último partido con el club, pero se marchó haciendo lo que mejor sabía, con un gol. Un broche de oro a su trayectoria como racinguista.

-Cuéntanos esa anécdota en la que tu hermano Jesús aprovecha que tu padre era directivo del Racing para que le trajeran,  en el autobús del equipo,  la primera tabla de surf que hubo en España…

-Recuerdo de repente ver a mi hermano Jesús con una tabla muy bonita de color rojo. Era la primera tabla de surfing que veíamos.  Aunque decía que la había traído de Hawaii o de Australia, se conoce que quería la exclusividad y la patente de corso en el agua, la había comprado en Bayona. Se compró en Francia, la metieron en el autobús del Racing y para Santander. Gracias a aquel partido del Racing se trajo la tabla. Esa fue la realidad. Yo sabía que no la habían traído de Hawaii porque un día estaba con Merodio y Carlos Beraza en casa, rascamos un poco la parafina de la tabla y descubrimos que la marca era Barland y que su origen era Bayona. Fue todo un descubrimiento, porque  a partir de entonces ya sabíamos dónde adquirirlas. Si bien por aquel entonces, por los coches y las carreteras que había,  Francia no estaba cerca, mejor allí que en Australia (lanza una carcajada).

-En los sesenta, sobre todo al principio, Barland era el shaper de cabecera. Cuéntanos tu apuesta por una tabla corta cuando todo el mundo usaba tablas largas de mínimo nueve pies…

-Solía veranear en Biarritz, bueno más bien mi padre me mandaba allí para aprender francés. El caso es que, en mis horas libres, visitaba el taller de Barland y un día vi que estaban fabricando otro tipo de tablas que nada tenían que ver con los tablones que hasta entonces usábamos. Eran  mucho más cortas y ligeras. Sin dudarlo, encargué una de esas tablas novedosas y vine para Santander con ella. Aquí todo el mundo seguía con los tablones. Además, en Biarritz, tuve la ocasión de observar a un gran campeón francés como François Lartigau y a surfistas australianos. Hacían un surfing distinto, aprovechando la velocidad de la ola y situando, desde el principio, la tabla en paralelo a la orilla de la playa y no bajando al seno de la ola, que es lo que nosotros hacíamos. Eso me permitió hacer con esta tabla corta maniobras, giros novedosos…  Zalo Campa se fijó y decía que “hacía un surfing distinto, nuevo”.  Entonces la gente fue entrando en el mundillo de las tablas cortas y dejando la tabla larga para ocasiones muy puntuales, como días de verano, olas pequeñas…


 

Manel, surfing cargado de velocidad y radicalismo.

-A parte de traer el surf moderno, también fuiste el codescubridor y  de los primeros en meterte en esa ola mítica que es  Santa Marina…

-Ah, bueno,  sí. Es verdad. Un día estaba en Somo con Beraza y Merodio y estaba demasiado grande, pasado,  para poder coger olas. Entonces fuimos andando con las tablas por la playa hasta situarnos enfrente de la Magdalena para ver si podíamos coger algo allí, pero seguía estando muy grande. Entonces no sé quién observó que rompía una ola en Santa Marina. A la vez siguiente que fuimos allí, en condiciones bastante similares, fuimos directamente a Santa Marina. Allí cogimos las primeras olas. Recuerdo que cuando venía una serie, me decía Merodio: “cógela, cógela”, porque él  quería coger la mejor, que venía detrás. Entonces, yo le decía: “cógela tú”. Recuerdo haber cogido una ola, a media marea, con una sensación de miedo al ver las rocas bastante cerca. Luego, aprendimos la forma de surfearla y no sólo íbamos allí, sino que mi hermano Jesús se encargaba de alquilar, previa recaudación entre todos, una de las lanchas de Somo para ir directamente al pico sin tener que remar desde la orilla. Desde la barca se podían sacar también unas buenas fotos, unos buenos vídeos… Esa es la historia de  Santa Marina. Una ola cuya fama ha traspasado las fronteras, pues no sólo la surfean los cántabros, sino también los extranjeros.

-El Racing ha tenido una contribución al surf en España decisiva, trayendo esa primera tabla… ¿Crees que se merecería una estrella en el paseo de la fama que hay en Somo?

-Lo de las estrellas de Somo me parece una muy buena idea. El hecho de poder dejar allí constancia de la aportación que el Racing tuvo al surf en Cantabria  y en España para las generaciones futuras sería muy importante para un club que en los últimos años no lo ha pasado bien.  

-¿Cómo ves la actualidad del Racing?

-Ahora parece que está yendo para arriba por el trabajo de su entrenador y de sus jugadores y a base de ganar partidos. Me gustaría mucho que llegará a Primera División, como estuvo tanto tiempo. Se lo merece.  ¡Aúpa el Racing!

 

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