domingo, 7 de enero de 2024

Injusticia monumental en Santander

 

El legendario Cioli no perdonó un solo día su visita a la playa.

 

  Después de mi efímera semilucha, saldada con una relampagueante derrota, para que pongan una estrella al Racing en el paseo del surf de Somo, me he acordado del inolvidable y querídisimo Don José Sanz Tejera (Santander, 1922-Santander, 2011), más conocido como  Cioli. Responsable de salvar, y mira que se dice pronto, a más de 140 personas de morir ahogadas en las peligrosas y traicioneras aguas del Cantábrico.

 En esta época de alarmante indigencia espiritual, de desorientación vital,  de epidemias de crisis existenciales, de picarescos coaches y  gurús, de libros de autoayuda, de Paulos Coelhos de Mercadona, de filosofías  low cost y frases prefabricadas del Ikea que establecen que todos somos seres de luz, guerreros de la luz (esta gente parece que tiene acciones en Iberdrola), de consumo récord de antidepresivos y ansiolíticos… Cioli nos regaló, durante lustros, con total naturalidad,  de forma completamente gratuita y humilde y patentó la fórmula más sencilla para estar en paz con uno mismo y poder a llegar a ser felices en esta vida: “Haz bien y no mires a quien”. Además, sin ser surfista ni de familia de multimillonarios, consiguió cumplir con  gran éxito el objetivo máximo de cualquier amante de las olas que se precie: se pasó todos los días de su vida en la playa. Si a este pequeño gran hombre no se le ha dedicado una estatua 13 años después de su muerte, ¿a quién se la van a dedicar?

Un antiquísimo y sapientísimo proverbio hebreo, extraído del Talmud, establece que “Quien salva una vida, salva al mundo entero”. ¿Qué podemos decir entonces de alguien que, en el único recuerdo físico que hay de él, en su ciudad, en una desactualizada  placa instalada en la entrada de su playa de la Magdalena,  en el lejano 1983, pone: “El ayuntamiento de Santander, a Cioli, salvador de cien vidas”. Cuanto menos que a alguien así, que salvó a la humanidad entera y a varias civilizaciones alienígenas, 14 años después de su muerte, se le habría rendido ya tributo en forma de estatua. Efectivamente, en cualquier lugar del mundo, así habría sido, sin duda alguna. En cualquier lugar del mundo, menos en uno, en  el que nació, vivió y murió este héroe real y local que te reconciliaba al instante con la especie humana.  41 años después seguimos con la misma mencionada placa, minúscula y obsoleta, pues  desde que fue descubierta hasta que murió Cioli tuvo tiempo de salvar a 40 personas más.

  A estos políticos seguidores de la máxima del despotismo ilustrado de todo para el pueblo pero sin el pueblo y a sus incomprensibles  secuaces que les siguen el juego y combaten, con fiereza hooliganesca, cualquier crítica vertida por sus semejantes, a sus amados líderes y formaciones, con la elaborada y elevada técnica dialéctica del "y tú más", les diré una cosa: Ya no hace ninguna falta que a Cioli le levanten una estatua después de 14 años de su muerte, ni que le den alguna ultrabreve calle sin salida, fruto de la más voraz burbuja y especulación inmobiliarias, en la periferia más recóndita de la ciudad, donde seguramente no llegaría ni la brisa de su querido mar… Cioli tiene dedicada la principal, la más amplia, arbolada y señorial de las avenidas y la más ciclópea y monumental de las estatuas, en  un sitio, en el que ustedes, al menos de momento y miren que lo están intentando, no pueden entrar a legislar. Cioli tiene un monumento y una calle en las mentes y en los corazones de cada cántabro y santanderino de bien.

  Para  los que aún no han perdido la esperanza y aún creen que el bautizo de calles, plazas o construcción de elementos  esculturales conmemorativos responden a la expresión de la voluntad popular y no a un criterio personalista, partidista, injusto, caprichoso, arbitrario e incongruente les dejó el enlace de una  iniciativa que lucha contra la monumental injusticia de que Cioli no tenga una estatua en Santander.

https://www.change.org/p/presidente-de-cant%C3%A1bria-jos%C3%A9-sanz-tejera-cioli-se-merece-una-estatua-en-santander-por-las-vidas-que-salvo

 

 

 

 


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