viernes, 15 de agosto de 2025

¿Surf a toda costa o a cero coste?

 

Roy, un gigante en la cancha y en el line up.

 Gracias al ejercicio  intermitente y espaciado en el tiempo con el que he practicado el  periodismo en los últimos 25 años, he tenido el placer de conocer a un puñado de auténticos personajes. Uno de estos sujetos míticos fue el pívot de baloncesto canadiense de origen holandés Roy Steven Kruiswyk. Roy alternaba las canchas con la playa, donde cogía olas casi con la misma pericia con la que capturaba un rebote, ponía un tapón o machacaba el aro. Dentro del enorme cuerpo del canadiese, se puede decir que había un espíritu nómada y su estancia en Santander duró apenas un año, pues tras concluir la campaña 2004-2005 se fue al club baloncesto La Palma, en el archipiélago canario. Nunca me lo confesó abiertamente, pero creo que detrás de sus decisiones profesionales primaba el factor ola; salvo el año que se pasó en el Plasencia, aunque más tarde me explicó, con una sonrisa, que alternaba la dinámica de entrenamientos y partidos con visitas a las playas de Huelva, Cádiz y escapaditas a la costa portuguesa: ¡No sabía nada este canadiense!

Aprovechando su visita a Cantabria, en la temporada 2005-2006, para enfrentarse a su ex-equipo, el extinto Los Lobos, o Alerta Cantabria, entrevisté a Roy para el magazine de surf 3sesenta. En un momento de la charla, Roy se puso serio (algo muy poco habitual, pues le recuerdo siempre sonriente) y me confesó, con cierta pena nostálgica, que en ocasiones por la noche soñaba con la derecha de Santa Marina. Aquella ola le tenía completamente enamorado. Fue un hecho que me llamó poderosamente la atención. Roy era un tipo viajero, creo que también me dijo que había estado en Jeffreys bay, la ola más larga del planeta, pero aun así ahí tenía a un canadiense que ni tan siquiera  había llegado a la treintena,, que había viajado más de lo que yo lo haría en cuatro vidas, y me decía que echaba de menos una ola que yo tenía a 18 minutos escasos de mi casa. Por una vez y sin que sirva de precedente, aquello me llenó de chovinista orgullo revillesco anchoil por lo nuestro.

Cuento esto porque aquello ocurrió en el ya lejano 2005. Como se ve, Somo y Santa Marina ya  eran lugares conocidos y respetados por la comunidad surfera desde hacía ya muchos años. Tan sólo recordar que Santa Marina fue surfeada por primera vez en 1967 por los surfistas santanderinos, Manel Fiochi, Carlos Beraza, Merodio y Novo. 

 Cuatro años después de mi charla con Steven, se puso en funcionamiento  el autodenominado y un tanto marshalliano, mesiánico y salvador 'Plan de competitivad del producto del surf en Ribamontán al mar'. Un plan que, en su momento,,  me llamó poderosamente la atención por varios y poderosos motivos; en primer lugar, porque en aquella época ya empezaba a verse sintomas más que evidentes de que si el surf continuaba  creciendo así,  podia llegar a colapar en unos años. En segundo,  porque no recordaba haber sufrido una guerra que hubiese destruido nuestos hogares, borrado nuestras infraestructuras para necesitar un plan de reconstrucción, salvamento o reflotación. Luego,  porque con ese rimbombante y pomposo nombre se daba a entender como que el surf hasta ese momento no era competitivo, y Somo era poco menos que el Tercer Mundo, una especie de solar, erial o desierto donde apenas había tejido empresarial de surf y poco más que había un burro y cuatro tablas  polvorientas y rotas que los malnutridos, famélicos, descalcificados  y desdentados surfistas locales alquilaban a los visitantes a cambio de chocolatinas o cigarros. Y por último, y no por ello menos importante lugar,  porque por venir de quien venia, los mismos que han gestionado las cajas de ahorros, las diputaciones, los ayuntamientos, la crisis económica, el covid, la dana, los incendios, el resultado podía ser, por decirlo de alguna manera y eufemísticamente, muy poco reconfortante. 


 

Entrevista a Kruiswijk publica por 3sesenta en 2.006.



    No voy a entrar a a valorar si los resultados conseguidos por este ya extinto plan, relevado por otros como el un tanto paradójico y hasta luctuosamente  humorístico Plan de sostenibilidad de Somo; han sido o no reconfortantes; pero algo debe de estar fallando cuando en los últimos tiempos este municipio está saliendo a la palestra por noticias tan poco edificantes como 'insostenibles' megabotellones en parajes de gran riqueza paisajística y natural, acampadas en techos de coches, y  se lanzan angustiosos SOS  a la delegación de gobierno ante una situación que parece se ha ido de las manos.

 Como digo no voy a entrar a desarrollar las actuaciones públicas realizadas en los últimos años para hacer competitivo el producto del surf, pero voy a dar mi personal punto de vista de lo que creo que  está pasando en España con el turismo en general, que es ni más ni menos lo que ha pasado con todas las crisis que hemos vivido en los ultimos años y han sufrido injerencias de una u otra manera por parte de la clase política, bien desde su origen o bien desde la solución; o en ocasiones y, si me lo permiten,  de forma un tanto esquizofrénica, desde ambas.

Es 'vox populi',que los políticos, los gobernantes, los administradores públicos han apostado por el turismo como producto estrella y salvador de nuestra economía. La pesca, la ganadería, la agricultura, la industria han sido borrados de nuestro tejido productivo que, como un mal tahúr, ha apostado todo a una carta y jugada únicas y  salvadoras del "sector servicios". Como en su día  pasó con la construcción, han estimulado, fomentado y en ocasiones hasta generado un peligroso crecimiento que no es paulatino, sostenible, escalonado ni progresivo en el tiempo. El número de visitantes  que se está recibiendo es muy superior al que puede absorver el tejido de infraestructuras que hay. actualmetne en cualquier pueblo o ciudad costera españolas.  Ni hay plazas hoteleras, ni aparcamientos, ni restaurantes, ni recursos hidrícos o energéticos suficientes,  y en el caso del surf si me apuran ni olas para tanto turista. Se puede decir, por ejemplo, en el caso de los hoteles, que la oferta es muy inferior a la demanda.  Lo cual a parte del overbooking genera una subida alocada del precio de las pernoctaciones. ¿Cuál está siendo la solución o el parche? Las pisos turísticos, las autocaravamas, las pernoctaciones en los coches en vía pública. 

  Para más inri, los nada imaginativos gobernantes, que han causado con su pésima gestión o su inacción este problema, la solución que dan es una vez más coercitiva, sancionadora.  Multas y más multas. Es demencial. Se dedican a promocionar indiscriminadamente su municipio como destino de vacaciones, como el paraíso del surf en Europa, y luego cuando todo se desborda, ponen el grito en el cielo, hacen llamamientos a la ONU, a la OTAN, al Pentágono, a la Unión Europea porque sufren una invasión de Cayetanos con náuticos y Cayetanas o Victorias Federicas con sandalias y trajes de impoluto blanco ibicenco tarareando canciones de Taburete. En Espàña no se sabe diferenciar el efecto de la causa.  Cuando hay un problema se inenta arreglar multando al efecto. Es como si en la cara nos salen granos por tener colesterol y nos compramos un antiacné en vez de combatir el índice de grasa en la sangre, que aparte del problema estético nos puede generar un colapso y matarnos.  Pero yendo al efecto  no se solucionada nada, porque para arreglar algo hay que ir a la causa del problema, a la raíz misma y no a las consecuencias. Podemos multar al que acampa en la calle, al que alquila su apartamento en la playa o al que hace un megabotellón, pero así nunca solucionaremos el problema de verdad. 

He de decir aquí que los ciudadanos no somos  nada inteligentes. porque como buenos españoles, somos cainitas, y por lo general nos aliamos con los políticos y  descargamos nuestra ira contra el más débil en la cadena, el que pillamos más a mano, contra el prójimo o lo que es lo mismo: contra el igual, contra el hermano. Ahí tenemos las pintadas de 'turistas go home', o las manifestaciones de "fuera apartamentos turísticos de nuestros barrios". Siempre critcamos a los campistas, a los de las autocaravanas, al surfista visitante, al alumno de la escuela, o al chaval que ha visto en su dispositivo android, en  Internet, un video de youtube, un post o un tik tok de un influencer al que sigue, pagado con dinero público por el  mismo ayuntamiento que como Zelinski pide ayuda a la comunidad internacional,  y que ha querido disfrutar de ese rincón maravilloso. O sea, primero te promocionas, generas en el público una necesidad de ir, y luego multas al que va.. Como diría mi amigo Emilio: te rompen las piernas y luego te pagan las muletas.

Hay quien dirá que el proyecto del surf ha sido un auténtico éxito porque el crecimiento turístico de los ultimos años es una realdiad palpable. Yo aquí discrepo y mucho.  Desde mi punto de vista,  ha sido una inversión completamente innecesaria. El crecimiento del surf es una realidad mundial, global imparable, se está dando  aquí y en China y  se hubiese producido de todas maneras. Lo que ha ocurrido aquí una vez más es lo que ocurrió con la burbuja de la constucción. El  crecimiento turístico no ha sido gradual ni armónico,ha sido exponencial e incontrolado, y ha crecido de forma completamente artifcial,  estimulado con dinero público, y de manera ultraacerelada. El turismo y el surf han sido dopados, se les ha insuflado EPO, anabolizantes, esteroides, como un becerro, que ha crecido express en ocho meses lo que en condiciones naturales y normales le hubiese llevado 2 o 3 años.

 ¿Alguien, en su sano jucio.  piensa que el crecimiento que experimentó el surf en California en la década de los 50 y principio de los 60, el mismo que destruyó un paraíso hasta entonces intacto, y convirtió en nómadas a sujetos como Miki Dora,  se debió a un plan orquestado del ayuntamiento de Malibú con fondos de Washington o de Sacramento? Se debió a muchos factores, todos ellos privados, ajemos a las administraciones públicas.  Uno de ellos fue el estreno de una película, Gidget, que produjó un efecto llamada y un pistoletazo de salida en muchos jóvenes que se quedaron prendados de los protagonistas de la cinta y querían emular sus aventuras. Ése probablemente fue el hecho nuclear, el desencadenante.  pero hubo otros muichos. Las demostraciones de socorrismo con su tabla que hizo el campeón olímpico de natación  Duke Kahanamoku dejaron hechizados por el surf  a toda una generación primigenia de surfistas californianos, que fueron el semillero de lo que vendría luego. Las experimentaciones de Hobie Alter con nuevos materiales simplificaron, aceleraron y abarataron el proceso de construcción de una tabla (el surf podría haber crecido lo que hubiese querido, pero sin tablas de foam, aquellos jóvenes que salían extasiados de las salas de cine, no hubiesen podido coger olas). 

 En EE.UU todo empieza en un garaje: .Apple, Under Armour, Amazon, el mencionado Alter arreglando tablas en el garaje de casa de sus padres, utilizando materiales innovadores como el foam en sustitución de la madera de balsa. ¡Vamos, igualito que en España!, que no se hace nada, no se investiga, no se innova sin un puto fondo público. En EE.UU todo empieza en un garaje, y en España todo empieza y todo acaba en un despacho público.

Aquí volvemos al primer párrafo,. a finales de los noventa y principios del siglo XXI en Somo había una infraestrucutra surfera privada, incipiente, considerable. No éramos una aldea de galos ni la alemania nazi ni la Italia de Benito Mussolini en mayo de 1945; como algunos, por lo general ajenos al surf, nos hicieron o quisieron hacernos creer en 2009. Somo era un destino muy famoso, mítico y legendario,  una de las mecas del surf en España, era respetado y conocido por la comunidad surfera nacional e internacional. Ahí tenemos el testimonio de Roy Steven Kruiswijk,  había surfistas famosos. Alli en 1991 se creó la primera escuela de surf., estuvo  radicada la mitica casa Lola donde se fabricaban tablas de surf en los sesenta, Zalo Campa y Laura Revuelta fundaron la mítica boutique surfera Xpeedin`. Ahora que lo pienso: ¡Qué casualidad!  La primera escuela de surf en España, es cierto que no se creó en un garaje, pero se creó en una caseta abandonada de los socorristas de la Cruz Roja en la playa. Se puede decir que David García fue el Steve Jobs, el Hobie Alter de las escuelas de suf en España. La fundó en 1991, casi 20 años antes que el salvador plan de competitividad (la competitivdad querrá decir que donde antes había cinco o seis escuelas iba a ver 25 o que en un pico donde había 30 surfistas iba a ver 3000, puro darwinismo social para condenar a los locales, a los más débiles a la extinción, al exilio,  y que emergiese una raza de supersurfistas más competitivos). Me disperso.  David García creó su escuela   sin fondos next generation, ni ayudas públicas ni subvenciones de la Unión Europea para jóvenes parados menores de 32 años, sin acudir a la agencia de desarrollo local, sin tarifa plana para autónomos, sin formar parte de ningún plan municipal dotado de fondos del Ministerio de Trabajo para jóvenes emprendedores. La Escuela  se hizo por pura iniciativa privada, respondiendo a una inquietud personal, romanticismo e idealismo (pagarse surfaris y poder vivir de lo que le gustaba). 

Lo que le ha pasado a Ribamontán al mar,  al surf en Espña, lo admito, iba a ocurir sí o sí, tarde o temprano, Pero era completamente innecesario meter un solo euro público y la intervención política. Lo que sí se podía haber cambiado era haberlo hecho  de forma sostenible, paulatina,  escalonada, racional dando tiempo de generar las infraestructuras, el tejido empresarial necesarios para albergar a los turistas, pero se optó una vez más por lo de siempre: se ha sobreestimulado, incentivado, dopado el mercado, Esto no sé si es malo o es bueno. Cada uno tendremos nuestro particular punto de vista. Lo  que sí me pregunto, en ocasiones,  es si hoy, en 2025, Roy Steven Kruiswijk, el bravo y combativo pívot de baloncesto, esté donde esté, seguirá soñando con Santa Marina, o el sueño se le habrá tornado pesadilla... 


http://surfordieoflaughter.blogspot.com/2016/09/entrevista-de-archivo-roy-steven.html

martes, 29 de julio de 2025

Surfing topic: la dura verdad sobre la masificación de los picos

  Ahora que los ayuntamientos costeros del norte de España muestran preocupación y prometen ponerse serios y controlar con mano dura y puño de acero  los megabotellones playeros y las fiestas incontroladas, en chiringuitos, en las que los horteras de los asistentes, como extraídos de un repelente anuncio de Estrella Damm, van de impoluto blanco ibicenco, mientras se pincha música techno, chill out o lo que sea,  me preguntó: ¿Y del botellón en el agua, de la masificación de los picos,  del Magasurf, del MarinaBackdoor, del line up de alquiler turístico que se ha cargado al vecino surfer de toda la vida, al  local de barrio quién se preocupa? 

 Como no se va a ocupar nadie, resultaría absurdo y una auténtica pérdida de tiempo dar aquí soluciones a las que nadie hará caso. Así que me voy a autolimitar a lanzar impopulares hipótesis sobre  las causas del  mismo que me harán ser considerado como un 'troll',. Resultaría  fácil y demagógico culpar del fenómeno exclusivamente al irresponsable político local que ha promocionado hasta la extenuación las bondades de su municipio como destino de olas para toda la familia, o ha vendido irresponsablemente un entorno natural, un sistema dunar, como si fuera el parque Warner o Port Aventura, pero nos guste o no, en el fenómeno de la masificación de los picos, tienen que ver y mucho las personas que cogen olas. Dicho de otra manera: Los mismos que se quejan son a la vez partícipes o coautores del problema.


  

Un surfer analógico no desvelaba su secret spot ni a tiros.

El surfista actual, el 2.0, el millennial, tiene un punto de exhibicionista, de predicador, de papanatas; Salvando las distancias, un practicante de surf del s XXI, que no surfista, me recuerda mucho a aquella famosa  anécdota de Luis Miguel Domingín, en la que nada más culminar una noche de pasión  con la célebre actriz de Hollywood,  Ava Gardner, , el famoso  torero se levantó de la cama, como una exhalación, y comenzó a vestirse a toda velocidad ante la mirada atónita  de Ava, que sólo acertó a   preguntarle  que a dónde iba.  Domingiín, extrañado ante la naturaleza de la pregunta, a la que, a  buen seguro,  consideró retórica, contestó de forma lapidaria: "a contarlo".

 Algo muy similar es lo que pasa con los surfistas actuales, para los que el hecho de disfrutar de un baño, de una buena sesión de olas no es completo ni suficiente recompensa, si posteriormente no salen del agua y lo comparten con sus seguidores en cualquiera de sus redes sociales. El practicante de olas de 2025 se parece mucho a aquel indiscreto y poco caballeroso Luis Miguel Dominguín; pero también se asemeja a  Rutger Hauer en `Blade runner'. El 'surfluencer', al más puro estilo nexus 6, teme que, si no cuelga inmediatamente fotos y un post de la sesión que acaba de tener, ésta se perderá para la posteridad como "atacar naves en llamas más allá de Orión, o ver Rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser.Todos esos momentos se perderán en el tiempo como las lágrimas en la lluvia". T

 Esta forma de proceder propagandística, presuntuosa, ostentosa y chulesca dista años luz con la que teníamos los surfistas antiguos, los de la old school a finales del siglo pasado. Antes de proseguir he de aclarar que aquí no se trata de establecer odiosas comparaciones, ni decir qué o quién era mejor o peor, pero esta abismal diferencia existe y hay que destacarla.

  Los surfistas de los años 80 y 90 disfrutábamos de nuestros baños, de nuestros spots, de nuestros point breaks, de nuestras sesiones de olas  exactamente igual que los del siglo XXI,  pero la gran diferencia radica en lo que hacíamos a la hora de coger la última ola, enfilar  hacia la orilla, y pisar la arena. Era entonces,  fuera del agua, en el parking (lo más parecido que había al muro de Facebook), a la hora de contar nuestras sesiones a los colegas, cuando los viejunos, los antidiluvianos, los dinosaurios, los analfabetos tecnológicos cogíamos un camino  diametralmente opuesto al de los millennials. Nosotros, por lo general, éramos discretos, parcos en palabras, tacaños en adjetivos, sosainas, inexpresivos como un Steven Seagal con neopreno, escuetos a la hora de dar el parte, ya no digamos a la hora de transmitir algún dato que pudiera ayudar al interlocutor a ubicar en el mapa el escenario donde se había librado un baño tan épico.  No fuese que al día siguiente nos lo fuésemos a encontrar en el agua. Éramos por tanto zorrunos y hasta cabronescos con nuestros semejantes. Una especie de Lazarillos del Cantábrico o pícaros de playa. Teníamos perfectamente interiorizado por ciencia infusa y de serie que, en el surfing, menos es más, o lo que es lo mismo: cuanta más gente hubiese en el agua, menos olas tocan por cabeza. Una máxima hoy en día olvidada por la mayoría, pero que se debería recuperar de manera imperiosa.

 En los 80 o 90,  abundaba algo que hoy es tan mitológico  como los unicornios, las sirenas o el mismísimo yeti. Esta figura extinta no es otra que la de los "secret spots", cuya ubicación éramos capaces de mantener en el anonimato como miembros de la  mafia, de la Camorra, de la Cosa Nostra Siciliana.  Eramos capaces de llevar a la tumba y de no desvelar sus coordenadas  bajo tortura o aunque encañonasen, delante de nuestros ojos, a nuestra mismísima madre, en la sien, con una pistola semiautomática Beretta 9mm. Vamos, igualito que lo que hay ahora. Dile a un influencer que va a disfrutar de un baño único, exclusivo, maravilloso, pero que el único y módico precio que va a tener que pagar es que al salir del agua no va a poder colgar en instagram ninguna foto. A ver qué es lo que te dice.

 La masificación y la exposición o exhibición desmesuradas de las sesiones o baños en Internet por parte de algunos cogedores de olas son las dos caras de la misma moneda. No podemos imponer la más absoluta censura ni limitar la libertad de expresión de nuestros semejantes, pero tampoco uno se puede quejar de encontrarse el pico repleto cuando el día anterior ha practicado el más brutal e instantáneo efecto llamada. 


domingo, 20 de julio de 2025

J13 PRO: El sueño baloncestístico de Juan Arnaiz en Cantabria Económica.

 

Juan Arnaiz en sus instalaciones de J13PRO.

  Continúan las colaboraciones con la revista  Cantabria Económica; todo un lujo en estos tiempos virtuales y de inteligencias artificiales en los que el papel y los redactores humanos están y estamos en serio peligro de extinción En esta ocasión, le  ha tocado ser protagonista del reportaje a J13PRO o lo que es lo mismo: el sueño empresarial del ex jugador de baloncesto cántabro Juan Arnaiz.

 En un páis donde la mayoría de las personas, en un alarde de imaginación y de aceptación de riesgos, cuando acaba su formación académica, por extensa o corta que esta sea, opta de forma masiva por convertirse en funcionarios públicos resulta estimulante encontrarte con innovadores, aventureros y emprendedores como Arnaiz, que apuestan todo a un sueño. Su sueño.

 J13PRO ofrece formación y preparación baloncestísticas de primer nivel, individual y personalizada, a diferencia de las que se dan actualmente en los clubes de baloncesto. Arnaiz ofrece y pone a disposución de sus clientes, en J13PRO, toda la experiencia y saber baloncestístico adquiridos a lo largo de una dilatada trayectoria como jugador de más de 20 años.  

 Este empresario deportivo cántabro, conocedor de las estructuras y de los modos de entrenar de los clubes de baloncesto base, detectó, hace ya años, que su forma de trabajo, centrada en el colectivo y con grupos muchas veces hipermasificados, provoca que se generen desigualdades en el nivel de desarrollo y aprendizaje de los niños o que los conceptos y el rendimiento no se interioricen o optimicen correctamente .Esto es algo que se ve, desde hace muchos años, en la educación generalista en colegios e institutos, donde muchos niños y adolescentes tienen que recurrir a academias particulares para seguir el ritmo de asignaturas como matemáticas o físicas o para reforzar conocimientos que supuestamente se enseñan en las aulas y no quedan debidamente interiorizados. Estableiciendo un símil o un paralelismo, se puede decir que J13PRO es la primera academia particular de baloncesto que existe en Cantabria. Arnaiz actúa como un entrenador personal de baloncesto, dando a sus alumnos un trato personalizado que facilita que estos alcancen su mejor versión, cosa que posteriormente trasladan a sus clubes y a la competición, estableciéndose una interesante sinergia.


  

 J13PRO es la primera academia particular de baloncesto que hay en Cantabria.

  En una actualidad económica, donde lo único que manda e importa a la mayoría de los medios de comunicación son las llamativas noticias un tanto humeantes e inconcretas  que anuncian faraónicos proyectos empresariales que, tras una millonaria inversión, generarán cientos o miles de puestos de trabajo, empresas pequeñas y locales como la de Juan Arnaiz pueden resultar carentes de interés e importancia informativos, Nada más lejos de la realidad. En un país sin cultura del emprendimiento y donde, como se ha dicho antes, la mayoría de sus ciudadanos sueñan con convertirse en empleados públicos, figuras emprendedoras y poco abundantes como la de Juan Arnaiz merecen la admiración, la atención y cudiado por parte de todos, administración y medios incluidos, como si se tratase del más grande y multimillonario proyecto económico.

Conociendo J13PRO, no he podido evitar acordarme de otro innovador y emprendedor como David García, 'Capi', fundador de la primera escuela de surf en España en 1991. Ambos, cada uno en sus respectivos campos, uno en el basket y otro en el surf,  han sido pioneros en crear algo que no existía. No sé si Juan Arnaiz y J13PRO tendrán  tanto recorrido y éxito como Capi y la Escuela Cántabra de surf (yo así se lo deseo y lo auguro por su profesionalidad, dedicación  y pasión por el baloncesto),  pero hay algo que nadie le podrá quitar: ha sido el primero en Cantabria en montar unas instalaciones dedicadas a entrenar al jugador de baloncesto a nivel individual y personalizado. 

  

Portada de Cantabria Económica de julio`25.

 Para leer la entrevista de Juan Arnaiz y J13PRO os invito a comprar el número 14 de la revista Cantabria Económica, ya disponible en los quioscos de Cantabria.

  Enlaces de interés:

https://www.j13pro.es/

https://www.cantabriaeconomica.com/empresas/capi-radiografia-de-un-emprendedor/


martes, 1 de julio de 2025

La ría de Cubas y los Kayaks de Loredo Aventura. El temazo de la cara B de los veranos de Ribamontán al mar.

 

  Los discos de vinilo tienen  dos caras. La cara A,  donde generalmente se ponen, a priori,  las mejores canciones, aquellas en las que los grupos y los infalibles y sabelotodo  productores musicales depositan todas sus esperanzas;  porque piensan que van a gustar más al público y van a convertirse  en exitosos y lucrativos número 1, y la cara B, en la que se colocan  títulos, también a priori, más modestos, humildes, mucho menos pegadizos, redondos y pretenciosos,  destinados a pasar sin pena ni gloria y puestos casi  para rellenar. 

 Por fortuna, en ocasiones, esta teoría falla y singles de la cara B, por sorpresa, se convierten en auténticos fenómenos sociales, escalando, contra pronóstico, a las posiciones más altas de las listas de ventas  o de las emisoras radiofónicas,  para estupefacción de sus descreídos padres y envidia  de sus hermanos ‘favoritos’  de la cara A. Uno de los más claros ejemplos de este fenómeno fue el  celebérrimo tema de Gloria  Gaynor  ‘I will survive’, que llevaba dos años guardado en un cajón, hasta que fue rescatado  por la discográfica para ser la cara B, el escudero, la comparsa, de un single ganador titulado ‘Substitute’. El resto es historia de la música: I will survive es un himno mundial a la resistencia y Substitute no lo conoce ni Dios.

 Algo de  este fenómeno de las caras A y B de los vinilos musicales sucede en la localidad turístico-costera de Ribamontán al Mar. Mientras el éxito, la fama, la gloria, las inversiones, la atención del gran público y de los empresarios se las  llevan el surf y  las playas orientadas al norte,  donde proliferan como setas las escuelas de surf, que practican entre sí unas luchas encarnizadas  que ríase de Juego de tronos o de una película de samuráis de Akira Kurosawa;  existe una  cara B, mucha más discreta, humilde, silenciosa., al sur del municipio, de espaldas al bullicio y el ajetreo de esa mina o gallina de los huevos de oro en el que se ha convertido el Mar Cantábrico y sus olas.  Esta especie de cenicienta es la ría de Cubas. Un hermoso paraje, auténtico remanso  de paz, que por momentos recuerda a un selvático e inhóspito  paisaje de Apocalypse  Now o misterioso de El señor de los Anillos, y que  aunque carezca de olas, ofrece también valiosas posibilidades recreativas e indudable atractivo turístico.


Loredo Aventura ha llenado la ría de Cubas de Kayaks.


 El surf es sin duda el producto estrella de Somo, es el temazo del verano, el ‘Aquí no hay playa’ de Los Refrescos, el ‘despacito’ de Luis Fonsi, ‘La flaca’ de Jarabe de Palo…  Condenado a escucharse de forma machacona en las ondas una y otra vez y a ser tarareado hasta la extenuación por el común de los mortales. Por el contrario, el kayak en la ría de Cubas es el inesperado ‘I will survive’, el temazo modesto y  sorprendente  gran hit contra pronóstico de la cara B.  Una alternativa valiosa para esos días que no hay olas, o los picos están tan petados, que es imposible que uno disfrute con la práctica del surfing. O para el que simplemente no le gustan los ritmos y estribillos facilones de los números 1 del verano o que de  tanto escucharlo se ha llegado a cansar.

Como un sabio productor discográfico, uno de los primeros que supo ver el potencial de la ría de Cubas como alternativa al surf y  escenario donde realizar deportes de aventura, concretamente kayak y  sup, fue Enrique López de  LOREDOAVENTURA, que desde el lejano 2008 lleva alquilando  sus kayaks a quien desea bailar a un ritmo diferente al del pegadizo  surf.  La estampa de su remolque, con sus inconfundibles canoas naranjas, nada más acabar el puente de Pedreña y entrar en Somo, es una de las más habituales postales veraniegas de Cantabria. Es más, se puede decir que el verano no entra de forma oficial u oficiosa, los días no se alargan y no llega el buen tiempo hasta que Enrique pone el remolque junto al embarcadero de  las míticas pedreñeras que comunican Santander con Somo.

El empresario de deportes de aventura Enrique 'Quique' López no fue el primero en apostar por los kayaks en la ría de Cubas, pero sí ha sido el más constante y persistente a lo largo de todos estos veranos. No  ha faltado puntual a su cita ninguno, ni siquiera el de la Pandemia.  Con éste de 2025, son ya 18 años seguidos. Una fidelidad y una apuesta prolongada en el tiempo por la ría de Cubas como escenario para el uso recreativo del Kayak que ha conseguido dar sus frutos,  crear tendencia y que se haya convertido inesperadamente en todo  un temazo, un gran hit de los veranos de Somo, un 'I will  survive', un número 1  de la cara B que constituye  no sólo una alternativa al surf, sino un plus o extra en la oferta de actividades de un municipio que da la sensación que ha apostado por el deporte de las olas como única carta con la que venderse al exterior.


Quique López vio hace 20 años el potencial recreativo de Cubas. 

  Puede parecer  ahora que decenas de familias enteras, parejas, excursiones  o almas solitarias surcan en kayaks  las aguas de la ría de Cubas o de la playa de El puntal, en función del ciclo de las mareas, o que han surgido empresas de la competencia, dispuestas a beneficiarse del duro trabajo  ajeno  de muchos años y de colgarse la medalla de una interminable labor de trinchera que no han librado, que el camino ha sido llano. Nada más lejos de la realidad. Los inicios no fueron ni mucho menos sencillos para Loredo Aventura, en una localidad en la que la gente sólo viene preguntando por surf y por olas. La banda sonora de los  primeros años fue el 'I will survived' de la Gaynor, pero por motivos de pura resistencia, de incansable lucha. hasta que el trabajo, la constancia fueron dando sus frutos y cada vez era mayor el número de gente que alquilaba unos kayaks para surcar la bahía o la ría de Cubas y repetía.  Aquí,  el papel silencioso y no reconocido  de Enrique y Loredo aventura ha resultado crucial para que Ribamontán al mar sea, adía de hoy,  más atractivo de cara al exterior, contando  con una alternativa, un tema B, un 'I will survived' que suena fuerte en los veranos de Somo.

https://www.loredoaventura.com/

domingo, 1 de junio de 2025

Stefan Weckert (Kunti_qi surfboards) en la revista Cantabria Económica

 Continúan las colaboraciones esporádicas con medios de comunicación impresos. Tras el cierre de la revisrta 3sesenta, prosigo escribiendo para Cantabria Económica, aunque la gran mayoría de los temas que toco (Macho Fins, Escuela Cántabra de Surf, la Surfería, el pintor Gómez Bueno) siguen relacionados con el mundo de las olas, las entrevistas requieren un cambio de perspectiva y poner el foco en el tema empresarial  y no tanto en el deportivo.

  Con entrevistas como la de Stefan Weckert de Kunti_qi y Collective Surfboards se da visibilidad al fenómeno económico del surf y encima dentro del mismo mundo de la empresa, pues la gran mayoría de los lectores de la revista Cantabria Económica pertenecen de una u otra forma al tejido económico de Cantabria.


Para Stefan el cómo es igual o hasta más importante que el qué.


  

Tienda de Kunti_qi Surfboards en Loredo (Cantabria).  


La entrevista puede leerse en el siguiente enlace:

https://www.cantabriaeconomica.com/reportaje/stefan-weckert-el-aleman-que-trajo-el-ecosurf-a-cantabria/

domingo, 6 de abril de 2025

LITERATURA SURFERA Local para surfistas y/o lectores locales

No hay quinto malo. Imprescendible en cualquier biblioteca.

 

Cuarta entrega de la saga surfera.




Hasta el momento última entrega. Ayuda a que haya más.


`Segundas partes nunca son buenas'. Quien lo dijo no ha leído este libro.


No hay dos sin tres. Tal cual.




  Si te gusta leer y/o te gusta el surf, no puedes perderte bajo ningún concepto esta saga literaria.
No cometas el error de prejuzgar y considerar que estos libros son solo para gente que coge olas, ¿o es que acaso alguien piensa que las novelas policiacas o las históricas son sólo para policías o historiadores?


PARA OBTENER INFORMACIÓN ESCRIBE A: Surfordieoflaughter@gmail.com




lunes, 24 de marzo de 2025

Océano Surf Club, más que un club

 

 ‘Más que un club’. Un lema del que abusan cada vez con más frecuencia las asociaciones deportivas para distinguirse de sus rivales y dejar claro que lo suyo trasciende  de la mera actividad física y de la competición atlética y alcanza tintes espirituales,   místico-existenciales y de filosofía de vida. En el caso del Océano Surf Club, el decano de los clubs de surf en Galicia, esta afirmación  no es mero marketing  humeante, sino que responde a la realidad. Organizador durante años del Pantín Classic, el club fue también catalizador de las actividades conservacionistas, en aguas de Galicia,  de la Surfrider Foundation y, desde hace 6 años, promueve el ambicioso proyecto editorial ’Libros del Océano’,  que da a conocer las creaciones culturales de artistas locales vinculados al surfing.

  Desde el año 2006, Jesús Busto (Ferrol, 1975) es la cabeza visible del Océano Surf Club como su presidente. Además, fue el Coordinador General del campeonato Pantín Classic en los años 2006 y 2007. Entre 2000 y 2010 lideró también la antena local de Surfrider Foundation en Galicia. Ha sido campeón gallego de longboard en 4 ocasiones, entre los años 2013 y 2019. Como presidente del Club, ha sido uno de los impulsores del Océano Surf Museo de Valdoviño.  Apasionado de la escritura y de la literatura, Busto coordinó la redacción del libro que cuenta la historia de las 20 primeras ediciones del Pantín Classic. Desde 2009, ha publicado mucho de lo que ha escrito en el blog desdelacroa. Dentro de la estructura del Club, y desde 2019, junto con Carlos El Rojo y Belén Otero, han promovido el proyecto editorial  Libros del Océano, con el que buscan dar a la luz obras de pintores, fotógrafos y escritores locales. Tras ‘Libres en el mar’  y  ‘El último hombre libre’,  ha lanzado al mercado ‘Otro mar’, el libro definitivo que cuenta los orígenes del surf en Galicia. Hasta el momento  su última publicación como autor en Libros del Océano.

 

Obras editadas por Libros del Océano.


-Lo normal es que un club de surf se limite a organizar torneos, competiciones, quizá alguna proyección de películas, documentales para sus  socios, si me apuras alguna comida o cena de hermandad anual… Pero vosotros además de haber  estado organizando durante años el mítico Pantín Classic,  habéis tenido integrado en vuestra estructura la delegación territorial de la Surfrider Foundation, y ahora gestionáis  una editorial que publica libros de autores locales…  ¿El Océano Surf Club rema contra la serie?

-No creo que rememos contra la serie. Si es así, lo llevamos haciendo desde nuestra fundación. Y bueno, remar es una parte importante del surf. Quienes fundaron el Club en 1987, ya incluyeron en sus estatutos actividades tales como, transcribo literalmente, “preservar y mejorar en la media de lo posible el entorno surfístico-ecológico” o “colaborar en las tareas de socorrismo y salvamento”. Hace 38 años todo estaba por hacer, y más en Galicia, en donde no existía en torno al surf ningún tipo de estructura. Tal vez,  por eso,  el Club nació con unas miras y objetivos tan amplios. Vicente Irisarri, Carlos Bremón, Gonzalo Barro, Macamen Aguilar y todos los que formaban aquel grupo, no solo practicaban surf. Tenían toda una serie de inquietudes y preocupaciones vinculadas con el surf, el océano, la sociedad, la cultura…, y encontraron en el Club un vehículo para darles respuesta. Y los que tomamos su relevo hemos mantenido dicha filosofía. Nos gustaría lograr que los proyectos que desarrolla el Club transciendan más allá del propio proyecto. Echando la vista atrás, y viendo lo que el Pantín Classic ha supuesto para tanta gente; los logros alcanzados de nuestra colaboración con Surfrider Foundation, que se revelaron como fundamentales durante la tragedia del Prestige; el apoyo que hemos prestado a otros eventos con los que compartimos valores como el Ferrolog, Onda Longa o Choco-champ; el impulso que desde el Club dimos al Océano Surf Museo de Valdoviño; nuestra asociación con la organización Alianza Surf y Naturaleza y la inclusión, en los Planes de Ordenación del Espacio Marítimo de la costa española, de 369 rompientes singulares de interés para el surf; o la propia editorial Libros del Océano, son muestras que nos permiten pensar que estamos alcanzando nuestros objetivos: lograr un impacto positivo y perdurable en la comunidad a la que  pertenecemos.

 

-¿Por qué surgió la idea de hacer una editorial, como Libros del Océano, dentro de la actividad del propio club?

-Tras 20 años organizando el Pantín Classic, en 2007, tomamos la decisión de dejarlo. El campeonato exigía cada vez más tiempo y recursos para una organización amateur como la nuestra. Era tal la exigencia, que el resto de actividades habían quedado casi olvidadas y desatendidas. El tour mundial iba, además, en una dirección con la que cada vez nos sentíamos menos identificados.  Ese año, aun sin editorial, editamos nuestro primer libro, un volumen que recogía los 20 años de historia del campeonato. En él, se incluía un artículo que contaba como habían sido los orígenes del surf en Galicia. Con la idea de indagar más sobre esos inicios, y darles forma en un libro, nació la editorial. ‘Libros del Océano’ encajaba perfectamente con la nueva dirección que le queríamos dar al Club. Con la aparición de las escuelas de surf a principios de la década de 2010, la tarea de fomentar la actividad deportiva y de competición ya era desarrollada por ellas, de un modo, además, mejor organizado y estructurado. Nuestro papel no estaba ahí. Decidimos centrarnos en la educación, el medioambiente y la cultura, y la editorial nos permitió dar salida a esas tres inquietudes.

 

-Nos puedes hablar de la colección y de los autores que habéis conseguido recopilar a lo largo de vuestros años de duro trabajo editorial. ¿Algún título del que os sintáis especialmente orgullosos de haber sacado a la luz y distribuido?

-La editorial busca sacar a la luz proyectos editoriales de autores, fotógrafos, dibujantes..., de nuestra comunidad, que comparten con nosotros una especial relación con el mar. Desde nuestros inicios, hace ahora 6 años, hemos editado libros de artistas locales como la pintora Blanca Escrigas, o los fotógrafos Eloy Taboada y Pablo López Hernández. También libros de temática ambiental como el ‘Cuaderno de Cultura Oceánica’ del profesor Juan José González Trueba, o el ‘Manifiesto para la protección de las olas’. O la biografía del pionero del surf en Galicia, Roberto ‘Tito’ Fariña, ‘El último hombre libre’. Además de éste, he sido el autor de ‘Libres en el mar’ y ‘Otro mar’, el libro que cuenta los orígenes del surf en Galicia, y que en cierto modo fue la llama que encendió el proyecto de la editorial. Nos sentimos igualmente orgullosos de todos los libros que hemos impreso, de lo contrario no los hubiésemos publicado. Las tres personas que más participamos en el proyecto, Carlos El Rojo, Belén Otero y yo mismo, somos unos apasionados de los libros y el diseño editorial, así que no editaríamos nada que no nos gustase tener en nuestras bibliotecas. ‘Otro mar’ fue la obra que motivó la creación de la editorial, y tal vez por eso ocupe ese lugar especial, por el significado que tiene como libro, y por todo el esfuerzo e ilusión que los tres hemos puesto en él.

-A nivel personal, como bien dices, has sacado ‘Otro mar’, que narra la historia del surfing en Galicia. ¿Cómo fue la experiencia? ¿Hay mucha diferencia entre ser autor y editor? ¿Cuál de los dos roles te resulta más satisfactorio?

-Dediqué a ‘Otro mar’ 12 años de investigación, así que imagínate lo que ha supuesto para mí. En pocos proyectos he puesto tanto esfuerzo y horas de trabajo. El proyecto me ofreció una oportunidad excepcional: Conocer a un grupo de personas increíbles que depositaron en mí su confianza para que contase su historia. Un relato que es un verdadero regalo para todos los que nos sentimos vinculados con el mar, pues nos ofrece, a través de sus experiencias vitales, una guía de cómo afrontar la vida para lograr algo que debería ser sencillo: ser felices.

 Con la pregunta sobre la diferencia entre ser autor y editor, entramos en un tema interesante. Todo el mundo tiene claro que es ser “el autor”, pero no todos los autores entienden el papel fundamental de los editores. Como editor, mi función es acompañar al autor para lograr que su manuscrito, al que ha dedicado tantas horas y esfuerzo, crezca y se transforme en una obra mejor. Como autor es muy importante saber tomar distancia de tu propia obra y confiarla a los demás; es lo que harás cuando el libro salga a la luz. Pero antes de hacerla pública, que alguien te indique que partes de tu obra no encajan, están poco desarrolladas, o precisan de correcciones de estilo o puntuación, es fundamental. El autor ha de dejarse aconsejar, y el editor,  respetar el enfoque y estilo del autor.

Con los dos roles disfruto un montón. Escribir es una de mis pasiones. Me gusta todo: el proceso de documentación, la creación de la estructura del texto, su desarrollo y ver cómo va tomando forma, la corrección… Como editor, mi labor empieza cuando el trabajo ya está avanzado. Me ofrece la oportunidad de adentrarme en las obras de otros, de colaborar, de participar ayudándoles a darle forma; y cuando al final todo encaja, tras la labor de Belén (también en la edición) y Carlos con el diseño, la satisfacción es muy grande.


Portada de la obra de Jesús Busto.


 

-La popularización del surf, el hecho de que nunca haya habido tantos practicantes como ahora, ¿crees que se ha traducido en un incremento de potenciales consumidores de obras culturales relacionadas con el surf o sólo ayuda al fabricante de tablas y camisetas? ¿Cómo ves el mercado literario de libros relacionados con el surf como editor?

-El mundo editorial es complejo. La mayoría de las librerías te exigen trabajar en depósito. El margen de las distribuidoras es inasumible para una editorial pequeña como la nuestra. La avalancha de novedades en seguida lleva al olvido el libro en el que has trabajado tanto y en el que has puesto tanto esfuerzo. La atención de los medios, incluso de los especializados, es casi inexistente, por lo que resulta incluso difícil llegar de modo efectivo a los que deberían ser tus clientes potenciales. Lo normal sería pensar que a más practicantes, mayor número de personas interesadas por todo lo que rodea el surf, pero mucha gente se queda sólo con la práctica deportiva, perdiéndose todo lo demás. Una pena.

  En cuanto al mercado literario de libros relacionado con el surf, se puede decir que es mínimo, tanto a nivel local como internacional. Tenemos excepciones, afortunadamente. Es de destacar la gente de The Fishbone Project; aunque la mayoría de sus autores son extranjeros, nos ha regalado varios títulos que deberían estar en toda biblioteca sobre surf que se precie. Tony Butt ha hecho también aportaciones muy interesantes desde el punto de vista de la oceanografía y la ciencia. Javi Amezaga y su proyecto editorial han retratado la escena vasca desde enfoques diversos. También Javi Muñoz Pacotwo, y su labor con Mar Gruesa (la publicación) y el libro Potxoka, están entre lo que merece ser destacado. Y como no, Joserra de la Mar y sus diferentes fanzines, sobre todo Sifón y la serie Uhane. Hay libros que aún no tengo, como el dedicado a Fuerteventura por Manu Miguélez…

-En España cuando un artista centra su obra en temas de surf parece que tiene que exponer en escuelas, tiendas de surf, bares al lado de la playa… Como editor, ¿has visto alguna dificultad a la hora de colocar tus libros en librerías genéricas o convencionales o hacer allí una presentación?

-La verdad es que hemos encontrado la misma acogida en librerías que en tiendas de surf. Te diría que incluso la acogida ha sido mejor en librerías. Hay muchas tiendas de surf que no ven la literatura en torno al surf como algo de interés a incluir en su catálogo. Pero la realidad desmiente esa idea: nuestros dos mayores puntos de venta son tiendas de surf, lo que demuestra que este tipo de productos tiene también su salida comercial si se trabaja.

 

-Desde mi punto de vista, en España, creo que el único que ha conseguido hacer libros relacionados con el surf y que transciendan fuera de él ha sido el escritor y fotógrafo vizcaíno Willy Uribe. ‘Nanga’ y sobre todo ‘Los que hemos amado’ son obras maestras de novela negra, aunque sus protagonistas sean surfistas… Nos puedes hacer un top cinco con tus libros favoritos de temática surfera para esos días que no hay olas…

-En mi lista estaría sin duda ‘Nanga’. Willy Uribe ha sido una de mis mayores influencias a la hora de escribir, no tanto por sus novelas, sino por el modo en que aborda la historia y la cultura surf en sus artículos y relatos. Pero como ya has citado ‘Nanga’ y ‘Los que hemos amado’, citaré obras de otros 5 autores nacionales:

-Un surfista en busca del paraíso, de Íñigo Urdinaga, editado por Salbera.

-Un aplauso para el astronauta, de David Moreu, editado por Silex Ediciones.

-La historia del surf en España, de Daniel Esparza, autoeditado.

 -El viaje de Odei, de Javi Iraizoz, editado por libros.com

-Cuaderno de cultura oceánica, de Juanjo González Trueba, editado por Libros del Océano.

 

-Y otros cinco que tengamos que leer antes de morir de literatura universal…

- Evitando a los clásicos que suelen aparecer en este tipo de listas, he elegido 4 autores que han escrito sobre el océano o la cultura oceánica, y una obra que acabo de leer y que me ha gustado mucho:

-Parte de una historia o Gran Sol, de Ignacio Aldecoa.

-Hawai, de James A. Michener.

 -El mar que nos rodea, Rachel Carson.

-Un mar sin límites, de David Abulafia.

-La fórmula preferida del profesor, de Yoko Ogawa.