Cuando vi por primera vez El Gran Miércoles, hubo partes y
personajes que francamente no comprendí en absoluto. Con el paso de los años y tal vez
coincidiendo con mi madurez, he ido comprendiendo cada vez a más personajes y gran
parte de los mensajes que se transmiten a través de ellos.
El personaje y la parte que más me ha costado
comprender ha sido el del shaper Bear,
aquel que aseguraba con contundencia lapidaria a dos inocentes críos, llenos de
ilusiones, que “nadie surfea siempre”, y su autodestructiva frase de casi al
final de la película, en la que preguntado
por lo que está mirando y si es surfer responde con una naturalidad heladora: “No. Yo
sólo soy una basura, nada más”.
Me he tenido que hacer mayor; haberme alejado, por dinámicas vitales impuestas desde fuera y desde dentro de mí, tanto del surf y de la playa
,
que lo que antaño era una rutina, hoy es una rara excepción… Haberme convertido en un tipo de surfista que
cuando consulta las páginas de
predicciones tipo windgurú reza para que el mar no esté muy pasado... Y que cuando lo está busca
el pico más resguardado y seguro… Y lo más importante conocer a surfistas que han seguido y siguen pasos
diametralmente opuestos a los míos para entender a este personaje y escena de
esta obra maestra que es El Gran Miércoles.
Hoy he decir con gran dolor que entiendo perfectamente a
Bear , porque si a mí, contemplando, desde la orilla, a alguien capaz de
jugarse la vida para surfear unas olas, me preguntasen si soy surfer, respondería sin
pensarlo dos veces: “¡No, no. Yo sólo soy una basura, nada más!”.
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