Portada de la nueva obra de Fran Díez. |
Si a los surfistas nos preguntan por
nombres de películas de surf, casi seguro que la mayoría, en nuestro más
absoluto desconocimiento, diremos media
docena de títulos. La selección no creo
que diste mucho de la formada por ‘El gran Miércoles’, ‘Le llaman Bodhi’ (la
buena, la de Patrick Swayze y Keanu Reeves, no el infumable remake de hace unos
años), ‘En las manos de Dios’, ‘Persiguiendo Mavericks’, ‘Soul surfer’, ‘En el
filo de las olas’ y pare usted de contar. Lo que muchos desconocemos es que
detrás de esta lista oficial existe todo un subgénero que asocia el surf al
terror de serie B o Z más bizarro y desenfadado. Tiburones metamorfoseados a
base de cutres efectos informáticos, surfistas vampiros, nazis, católicos,
satánicos o de cualquier condición imaginable, monstruos que vienen del
espacio, de ensayos nucleares, criminales que ocultan su identidad
travistiéndose con cutres disfraces que parecen comprados en el chino de la
esquina al más puro estilo de episodio de Scooby Doo conviven en este prolífico
subgénero que cada año trae puntualmente su generosa cosecha a las pantallas de
televisión, de ordenador y muy rara vez, aunque cada vez más, a las de nuestros
cines. El periodista cántabro, Fran Díez, acaba de sacar su libro ‘Suelta tu
sucio tentáculo de mi tabla’ donde homenajea y reivindica este género a menudo
desconocido entre los practicantes del deporte que aporta por lo menos el 50
por cierto de su nombre.
-Echándole un vistazo a tu nuevo libro podemos llegar a la conclusión de
que hay vida cinematográfica en el surf más allá de ‘El gran miércoles’ y ‘Le
llaman Bodhi’…
-Es sorprendente. El surf es un
deporte tan visual, que ya no sólo en el cine, en la publicidad, he llegado a
ver anuncios de bancos, de coches, de seguros, que utilizan el surf... ¿Por
qué? Como digo es un deporte muy visual y transmite valores. Hay buenas
películas de Surf, ‘El gran miércoles’, de John Milius, un gran surfista, que
hizo mucho por este deporte. Lo curioso, lo llamativo, en lo que me centro en
el libro es en esta especie de subgénero que hay de cine que une el terror con
el surf. Es una unión muy sorprendente, porque no se da con otros deportes, no
puedes hablar de fútbol terror o de béisbol terror…
Presentación del libro de 'surfterror' en La Surfería de Suances. |
-¿Por qué se da entonces esta ‘extraña’ simbiosis tan chocante entre el
surf y este cine de terror de serie B?
-Quizá porque el surf es muy
visual, muy luminoso, transmite una serie de valores positivos; y el terror,
todo lo contrario. Esa dualidad, esa oposición a los creadores les llama mucho
la atención. Es algo que ha fascinado a mucha gente. Tim Burton, por ejemplo,
en su primer corto, en el año 82, ‘Luau’, jugaba con eso, con el surf y el
terror. En la segunda parte de Beetlejuice, pensaban llevar a este fantasma que
exorciza a los vivos a Hawái a un hotel, pero finalmente la película se quedó
en el limbo. Ha habido muchos otros creadores… John Carpenter también incluyó,
en una de sus primeras películas, ‘Dark Star’, un surfista hippie en el espacio.
Resto de entrevista:
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