jueves, 8 de noviembre de 2018

Siempre nos quedará el Gran Miércoles


 
  No sé si será que uno ya va cumpliendo unos años, pero cada vez que me acercó a la playa, me bajó del coche  y veo el panorama del parking, me entran ganas de volverme a subir, y sin sacar la tabla de la funda ni ponerme el traje, arrancar el motor y volverme para casa. En última instancia, consigo controlarme y me resignó, haciendo míos los célebres versos de Jorge Manrique de “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Bueno, para ser sinceros, por el panorama playero y porque hace tiempo que comprendí que nunca más volvería a surfear como en el verano de 2004. Ni de lejos. Menos mal que cuando me pasa todo esto, voy a casa, me pongo El Gran Miércoles y me reconcilió con el presente y afrontó con una mayor dosis de optimismo y de indulgencia el futuro.
 Tampoco la célebre obra de John Milius ha escapado de esta fiebre de la superficialidad, la frivolidad y el postureo, y hay quien, en su delirio histriónico, y su culto al personaje por encima de la personalidad ha creído ver en el Gran Miércoles exclusivamente una especie de tabla de los mandamientos o manual de estilo de estética playera, de coches de época, de guateques surferos, de hit parade de música, de bañadores y camisetas vintage, de tablonismo y de maniobras barroco/manieristas, de peinados... ¡Allá ellos!
 A todos estos cools, hipsters , old schoolers, esnobs o revivals les digo que El Gran Miércoles es un decálogo sí, pero no de estética surfera, sino un manantial interminable en el que saciarse de ética y esencia surferas, una vacuna ante la superficialidad y un antídoto frente a la ola de vulgarización y frivolidad que nos azota; porque precisamente si de algo nos alertaba el Gran Miércoles era de los peligros de la popularización y de la democratización del surf, porque en sí misma la popularidad de un deporte no es mala, pero lo es cuando lleva consigo la pérdida de sus raíces, de sus señas de identidad, de cierta amnesia de su ser; porque cuando la gente que ve una película o practica un deporte sólo se queda con la ropa, el peinado y la estética de estos, deben saltar todas las alarmas. Porque cuando un deporte cuya marca primigenia era el individualismo (“De todas formas siempre estás solo. Esa es la prueba del surfer, hacerlo solo, acostumbrarse a no depender de nadie.") acaba convertido en una actividad exhibicionista que carece de todo sentido cuando no hay público  o no se puede hacer partícipe a los demás de nuestra condición de surfer con todo tipo de distintivos inimaginables, pegatinas, tatuajes, logos, gorras, gafas de sol… es para preguntarnos hacia dónde vamos o en qué momento del camino  nos torcimos de la senda…
  A todos los que juran amor eterno al surf, que hablan de su plano existencial, de su condición casi de religión, de estilo de vida y que se ofenden y se violentan cuando alguien comete la desfachatez de llamarlo “deporte”, que van de buscadores incansables, de boquilla, siempre de boquilla, de la tormenta cincuentenaria les preguntaría cuántos de ellos estarían dispuestos a sacrificar sus carreras, sus trabajos o las comodidades de sus vidas de pequeños Bobos (Bohemios-burgueses) por ser limpiadores de piscinas en muchos de los chalets o urbanizaciones que hay al lado de sus veneradas y frecuentadas en vacaciones, puentes y demás fiestas de guardar playas; tal y como hizo Matt Johnson. Eso es una declaración de intenciones y un compromiso hacia el deporte que amas. El resto, juegos de artificio, y como hoy en día a ellos mismos les gusta decir tanto, simple “postureo”.
  Gracias a John, a John Milius, siempre nos quedará El Gran Miércoles. ¡Feliz cuarenta aniversario!
 
 
 
 
   Píldoras contra la frivolidad:
-¿Has hecho mucho surf Matt? No... Solo cuando era necesario.
-Los amigos son para cuando no tienes razón. Cuando la tienes, no necesitas nada.
-¡Carai, eso no es un deporte, es una epidemia!
-Nadie surfea siempre .
 -Yo no soy surfer, sólo soy una basura.
-De todas formas siempre estás solo. Esa es la prueba del surfer, hacerlo solo, acostumbrarse a no depender de nadie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario