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Gonzalo Macho, enseñando una de sus creaciones. |
En los últimos tiempos, se ha puesto tristemente de moda el
término ‘España vaciada’, para
definir aquellos territorios de nuestro país que progresivamente se han ido
quedando sin población en beneficio de las ciudades. Un fenómeno el de la
despoblación rural que no es en absoluto nuevo, pues se inició en la segunda
mitad del siglo pasado, pero que hoy en día con la sociedad tecnológica y
digital ha alcanzado cotas realmente preocupantes. Precisamente, la misma
tecnología que ha propiciado esta brecha entre el mundo urbano y rural puede
ser el mejor aliado de los pueblos, pues herramientas como internet posibilitan el
teletrabajo y una serie de oportunidades que hasta hace unos años eran
impensables. Macho fins, con sus dos instalaciones de fabricación de quillas de
surf en Campoo (Fontibre y Matamorosa), va contracorriente y es toda una
inspiración y un motivo de esperanza
para esta España vaciada. En un mercado donde imperan el traslado de las
cadenas de producción en masa al sudeste
asiático y la elección de materiales de bajo coste como el plástico, Macho Fins
apuesta por la fabricación de quillas prémium con una filosofía que versa que
todo lo que salga de su taller debe ser “lo mejor de lo mejor”. Un producto de
gran calidad y una página web que funciona como el mejor de los escaparates
para colocarlo en cualquier punto del planeta son el binomio perfecto para
explicar cómo un taller de quillas de surf puede estar situado a más de cien
kilómetros de la playa más cercana. Gonzalo Macho (Santander, 1974) habla con
pasión de este proyecto empresarial familiar que cree en “dar empleo a la gente
local” e intenta demostrar que “los pequeños polígonos rurales pueden tener
proyectos para fabricar cosas distintas y no sólo ser almacenes o estar medio
vacíos”
-¿Cómo surgió la idea
de fundar una empresa dedicada a la fabricación de quillas para tablas de surf?
-Todo empezó con cuatro hermanos que desde hace tiempo
buscábamos un proyecto interesante para hacer juntos que utilizara todos
nuestros conocimientos como ingenieros y creativos, fuera de nuestros trabajos
habituales. Desde hace unos años hago
longboard (surf clásico en una tabla de más de nueve pies), y un amigo surfista
necesitaba unas quillas para sus tablas; así que, en nuestra inocencia,
pensamos, “¿por qué no? ¡Eso suena fácil!”
Bueno, ahí empezó el camino. La
verdad es que de fácil no ha tenido nada, pero el viaje ha sido muy
interesante, desarrollando procesos, conociendo a gente, viajando por toda
Europa y lo más importante, trabajando juntos.
-¿Qué filosofía hay
detrás de Macho Fins y de sus quillas?
-Nuestra filosofía es hacer quillas de calidad prémium, 100%
hechas por nosotros de principio a fin en nuestro taller familiar aquí en
Campoo. Eso en sí nos destaca de la
mayoría de las quillas en el mercado, que suelen estar fabricadas en masa en
grandes fábricas fuera de Europa. Cada
quilla es importante para nosotros, no pretendemos hacer quillas en grandes
cantidades, de cualquier manera y calidad.
Intentamos que todo lo que sale de nuestro taller sea lo mejor de lo
mejor, muestra de esto es que estamos teniendo cada vez una mayor reputación a
nivel mundial por la calidad de nuestras quillas. Estamos muy orgullosos del punto en el que
estamos y de todo el trabajo que hay detrás que nos ha hecho llegar hasta
aquí.
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