El pasado año tuve la oportunidad de comenzar a colaborar para la revista Cantabria Económica. Tras años en los que mis escasas aportaciones al género periodístico se han reducido a 3sesenta, Surfcantabria y Staf Magazine tenía la esperanza de que participar en un medio económico me permitiese tratar otras temas y salir de mi encasillamiento, pero... ¡Mi gozo en un pozo! Desde un primer momento desde la revista se mostraron interesados en temas que desde una perspectiva empresarial estuviesen relacionados con lo que yo más conocía: el surf.
Sede original de la E.C.S (antigua caseta de socorristas) |
De manera casi inmediata supe cuál sería el primer tema que mandaría a la revista, pues a mi cabeza vino un nombre: David García 'Capi'. Pese a que hoy por hoy, el número de personas que se dedican al surf se ha disparado considerablemente para mí sigue siendo digno de estudio la figura de un surfista que supo ver un nicho de mercado y una oportunidad de negocio donde antes nadie lo había visto. Alguien que con tan sólo 17 años, siendo un estudiante de instituto, a las puertas de tener que tomar una decisión tan importante como qué estudios emprender, sin ningún conocimiento empresarial, opta por una decisión tan arriesgada y que no debemos olvidar en 1991 era una quimera. También alguien que casi 30 años después sigue al frente del mismo y ha conseguido que una modesta escuela que sólo alcanzaba para financiarle surfaris o subsistir durante la temporada de invierno ahora sea un próspero establecimiento que durante los meses estivales da trabajo a cuarenta personas.
Carteles anunciadores de los cursos en los noventa. |
Muchas veces cuando vemos a alguien que ha conseguido hacer de su pasión su modo de vida y además compartimos con ellos esta afición tendemos a atribuir este logro al factor suerte, potra, estar en el lugar adecuado en el momento idóneo... Esta es una forma que nos viene bien porque nos permite desviar el foco de atención fuera de nosotros, pues la suerte es un factor externo difícilmente controlable. Cuando hablas con estos emprendedores te percatas que el denominador común de muchos de ellos más que poseer una gran visión de negocio o unas dotes para saber leer las oportunidades por encima de la media, es el factor riesgo. El de tomar en su momento decisiones que a priori no son las más seguras o que son diametralmente opuestas a los que todos con esa edad y circunstancias tomaría.
Hoy por hoy poder ganarse la vida trabajando al lado de la playa, enseñando a hacer surf para un surfista de fin de semana que curra de lunes a viernes en un trabajo estresante y alienante puede resultar una suerte o que al agraciado le ha tocado la lotería, pero en 1991, cuando no había ninguna escuela, y todos los compañeros de instituto de Capi estaban hincando los codos para conseguir la mejor nota posible para poder acceder a una carrera que garantizase un buen futuro, era todo un salto mortal con un incierto desenlace. Podía salir bien, pero podía salir mal. En 2020 cuando el número de escuelas de surf está disparado y un alto porcentaje de los que se inician en el surfing optan por estas para adquirir las nociones básicas muchas veces esto se nos olvida.
https://www.cantabriaeconomica.com/empresas/capi-radiografia-de-un-emprendedor/
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