Vive como quieras
Tal vez la primera opción fuese poner aquí ¡Qué bello es vivir!, pero
finalmente se optó por esta otra gran película de Frank Capra, no tan conocida (no
se pone hasta la saciedad todas las Navidades), pero que igualmente sirve para
inocularte una dosis efímera de optimismo antropológico, fe en la especie
humana y deseo de hacer bien al prójimo. Tal y como anticipa su propio título cuenta la
historia de una tan atípica como pintoresca familia cuyos miembros se dedican cada uno a hacer lo
que más les gusta (bailar, escribir, fabricar cohetes pirotécnicos). La utopía
de la familia se verá amenazada cuando un despiadado hombre de negocios intente
adquirir su casa por todos los medios. Si a esto le sumamos que una de las
nietas del patriarca del núcleo familiar disfuncional es la secretaria del hijo
del magnate y están enamorados, el resultado es una de las comedias más
hilarantes de la historia del cine, con el sello de buenismo tan característico
de Capra.
El Último Hurra

Tras muchas deliberaciones, se ha escogido esta película de John Ford que
narra, con su sobriedad característica, pero con un tono menos épico de lo
habitual, el gran cambio que experimenta la política, tras la irrupción de la
televisión y de los asesores de imágenes, en las campañas electorales. Spencer
Tracy, aquí un veterano alcalde demócrata, se presenta a su enésima reelección.
Enfrente un inexperto joven sin cualificación, valía, ni experiencia alguna,
pero con un gran aparato propagandístico y la televisión de su lado. ¿Qué
ocurrirá? Véanla y se sorprenderán de lo mucho que les recuerda a lo que ven
cada vez que ponen el telediario y salen nuestros representantes políticos. Se
ha puesto El Último Hurra, como se podría haber puesto Centauros del Desierto,
El hombre tranquilo, El hombre que mató a Liberty Balance, Las uvas de la ira,
¡Qué verde era mi valle!, La
Diligencia… Cualquiera es válida para amenizar un día sin
olas.
El Invisible Harvey

Otra película que bien podría ser de Capra (hasta está James Stewart), sino
fuera porque aquí lo que se hace es un alegato completamente irreal e ingenuo sobre los
beneficios de los bares de copas y el alcohol en el individuo y las relaciones
humanas, hasta se llega a decir una frase tan cuestionable como "jamás se ha visto que nadie lleve nada mezquino a los bares". Polémicas a parte, Stewart está una vez más encasillado en su sempiterno rol de tipo bondadoso, con
la pequeña particularidad de que aquí su mejor amigo es… ¡Un conejo invisible
de dos metros! Henry Koster dirige esta memorable comedia que reivindica el papel original y amable de los locos frente a la alienación y el estrés que experimenta el malhumorado hombre cuerdo de a pie.
Sueños de seductor
Magistral comedia en la que Woody Allen nos da toda clase de consejos sobre qué hacer
y sobre todo qué no hacer para conquistar a una mujer. Homenaje a Casablanca y
a Bogart para una película que no fue dirigida por Allen (su director es
Herbert Ross) y que supuso la primera de las fructíferas colaboraciones entre
el cómico y Diane Keaton.
El Último Boy Scout, Arma Letal, La Jungla de Cristal, etc…

¿A quién
pretendo engañar? Esta lista es demasiado cultureta y al final éstas son las
verdaderas películas que amenizan una jornada sin olas. Peleas, explosiones,
disparos y sobre todo expresiones lapidarias que puedes usar luego en el line up como:
“Soy demasiado viejo para esta mierda”, “Todo el mundo te odia. Ellos se lo
pierden. Sonríe, cabrón” y “Yipikayei… Hijo de puta!”.
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