martes, 29 de julio de 2025

Surfing topic: la dura verdad sobre la masificación de los picos

  Ahora que los ayuntamientos costeros del norte de España muestran preocupación y prometen ponerse serios y controlar con mano dura y puño de acero  los megabotellones playeros y las fiestas incontroladas, en chiringuitos, en las que los horteras de los asistentes, como extraídos de un repelente anuncio de Estrella Damm, van de impoluto blanco ibicenco, mientras se pincha música techno, chill out o lo que sea,  me preguntó: ¿Y del botellón en el agua, de la masificación de los picos,  del Magasurf, del MarinaBackdoor, del line up de alquiler turístico que se ha cargado al vecino surfer de toda la vida, al  local de barrio quién se preocupa? 

 Como no se va a ocupar nadie, resultaría absurdo y una auténtica pérdida de tiempo dar aquí soluciones a las que nadie hará caso. Así que me voy a autolimitar a lanzar impopulares hipótesis sobre  las causas del  mismo que me harán ser considerado como un 'troll',. Resultaría  fácil y demagógico culpar del fenómeno exclusivamente al irresponsable político local que ha promocionado hasta la extenuación las bondades de su municipio como destino de olas para toda la familia, o ha vendido irresponsablemente un entorno natural, un sistema dunar, como si fuera el parque Warner o Port Aventura, pero nos guste o no, en el fenómeno de la masificación de los picos, tienen que ver y mucho las personas que cogen olas. Dicho de otra manera: Los mismos que se quejan son a la vez partícipes o coautores del problema.


  

Un surfer analógico no desvelaba su secret spot ni a tiros.

El surfista actual, el 2.0, el millennial, tiene un punto de exhibicionista, de predicador, de papanatas; Salvando las distancias, un practicante de surf del s XXI, que no surfista, me recuerda mucho a aquella famosa  anécdota de Luis Miguel Domingín, en la que nada más culminar una noche de pasión  con la célebre actriz de Hollywood,  Ava Gardner, , el famoso  torero se levantó de la cama, como una exhalación, y comenzó a vestirse a toda velocidad ante la mirada atónita  de Ava, que sólo acertó a   preguntarle  que a dónde iba.  Domingiín, extrañado ante la naturaleza de la pregunta, a la que, a  buen seguro,  consideró retórica, contestó de forma lapidaria: "a contarlo".

 Algo muy similar es lo que pasa con los surfistas actuales, para los que el hecho de disfrutar de un baño, de una buena sesión de olas no es completo ni suficiente recompensa, si posteriormente no salen del agua y lo comparten con sus seguidores en cualquiera de sus redes sociales. El practicante de olas de 2025 se parece mucho a aquel indiscreto y poco caballeroso Luis Miguel Dominguín; pero también se asemeja a  Rutger Hauer en `Blade runner'. El 'surfluencer', al más puro estilo nexus 6, teme que, si no cuelga inmediatamente fotos y un post de la sesión que acaba de tener, ésta se perderá para la posteridad como "atacar naves en llamas más allá de Orión, o ver Rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser.Todos esos momentos se perderán en el tiempo como las lágrimas en la lluvia". T

 Esta forma de proceder propagandística, presuntuosa, ostentosa y chulesca dista años luz con la que teníamos los surfistas antiguos, los de la old school a finales del siglo pasado. Antes de proseguir he de aclarar que aquí no se trata de establecer odiosas comparaciones, ni decir qué o quién era mejor o peor, pero esta abismal diferencia existe y hay que destacarla.

  Los surfistas de los años 80 y 90 disfrutábamos de nuestros baños, de nuestros spots, de nuestros point breaks, de nuestras sesiones de olas  exactamente igual que los del siglo XXI,  pero la gran diferencia radica en lo que hacíamos a la hora de coger la última ola, enfilar  hacia la orilla, y pisar la arena. Era entonces,  fuera del agua, en el parking (lo más parecido que había al muro de Facebook), a la hora de contar nuestras sesiones a los colegas, cuando los viejunos, los antidiluvianos, los dinosaurios, los analfabetos tecnológicos cogíamos un camino  diametralmente opuesto al de los millennials. Nosotros, por lo general, éramos discretos, parcos en palabras, tacaños en adjetivos, sosainas, inexpresivos como un Steven Seagal con neopreno, escuetos a la hora de dar el parte, ya no digamos a la hora de transmitir algún dato que pudiera ayudar al interlocutor a ubicar en el mapa el escenario donde se había librado un baño tan épico.  No fuese que al día siguiente nos lo fuésemos a encontrar en el agua. Éramos por tanto zorrunos y hasta cabronescos con nuestros semejantes. Una especie de Lazarillos del Cantábrico o pícaros de playa. Teníamos perfectamente interiorizado por ciencia infusa y de serie que, en el surfing, menos es más, o lo que es lo mismo: cuanta más gente hubiese en el agua, menos olas tocan por cabeza. Una máxima hoy en día olvidada por la mayoría, pero que se debería recuperar de manera imperiosa.

 En los 80 o 90,  abundaba algo que hoy es tan mitológico  como los unicornios, las sirenas o el mismísimo yeti. Esta figura extinta no es otra que la de los "secret spots", cuya ubicación éramos capaces de mantener en el anonimato como miembros de la  mafia, de la Camorra, de la Cosa Nostra Siciliana.  Eramos capaces de llevar a la tumba y de no desvelar sus coordenadas  bajo tortura o aunque encañonasen, delante de nuestros ojos, a nuestra mismísima madre, en la sien, con una pistola semiautomática Beretta 9mm. Vamos, igualito que lo que hay ahora. Dile a un influencer que va a disfrutar de un baño único, exclusivo, maravilloso, pero que el único y módico precio que va a tener que pagar es que al salir del agua no va a poder colgar en instagram ninguna foto. A ver qué es lo que te dice.

 La masificación y la exposición o exhibición desmesuradas de las sesiones o baños en Internet por parte de algunos cogedores de olas son las dos caras de la misma moneda. No podemos imponer la más absoluta censura ni limitar la libertad de expresión de nuestros semejantes, pero tampoco uno se puede quejar de encontrarse el pico repleto cuando el día anterior ha practicado el más brutal e instantáneo efecto llamada. 


domingo, 20 de julio de 2025

J13 PRO: El sueño baloncestístico de Juan Arnaiz en Cantabria Económica.

 

Juan Arnaiz en sus instalaciones de J13PRO.

  Continúan las colaboraciones con la revista  Cantabria Económica; todo un lujo en estos tiempos virtuales y de inteligencias artificiales en los que el papel y los redactores humanos están y estamos en serio peligro de extinción En esta ocasión, le  ha tocado ser protagonista del reportaje a J13PRO o lo que es lo mismo: el sueño empresarial del ex jugador de baloncesto cántabro Juan Arnaiz.

 En un páis donde la mayoría de las personas, en un alarde de imaginación y de aceptación de riesgos, cuando acaba su formación académica, por extensa o corta que esta sea, opta de forma masiva por convertirse en funcionarios públicos resulta estimulante encontrarte con innovadores, aventureros y emprendedores como Arnaiz, que apuestan todo a un sueño. Su sueño.

 J13PRO ofrece formación y preparación baloncestísticas de primer nivel, individual y personalizada, a diferencia de las que se dan actualmente en los clubes de baloncesto. Arnaiz ofrece y pone a disposución de sus clientes, en J13PRO, toda la experiencia y saber baloncestístico adquiridos a lo largo de una dilatada trayectoria como jugador de más de 20 años.  

 Este empresario deportivo cántabro, conocedor de las estructuras y de los modos de entrenar de los clubes de baloncesto base, detectó, hace ya años, que su forma de trabajo, centrada en el colectivo y con grupos muchas veces hipermasificados, provoca que se generen desigualdades en el nivel de desarrollo y aprendizaje de los niños o que los conceptos y el rendimiento no se interioricen o optimicen correctamente .Esto es algo que se ve, desde hace muchos años, en la educación generalista en colegios e institutos, donde muchos niños y adolescentes tienen que recurrir a academias particulares para seguir el ritmo de asignaturas como matemáticas o físicas o para reforzar conocimientos que supuestamente se enseñan en las aulas y no quedan debidamente interiorizados. Estableiciendo un símil o un paralelismo, se puede decir que J13PRO es la primera academia particular de baloncesto que existe en Cantabria. Arnaiz actúa como un entrenador personal de baloncesto, dando a sus alumnos un trato personalizado que facilita que estos alcancen su mejor versión, cosa que posteriormente trasladan a sus clubes y a la competición, estableciéndose una interesante sinergia.


  

 J13PRO es la primera academia particular de baloncesto que hay en Cantabria.

  En una actualidad económica, donde lo único que manda e importa a la mayoría de los medios de comunicación son las llamativas noticias un tanto humeantes e inconcretas  que anuncian faraónicos proyectos empresariales que, tras una millonaria inversión, generarán cientos o miles de puestos de trabajo, empresas pequeñas y locales como la de Juan Arnaiz pueden resultar carentes de interés e importancia informativos, Nada más lejos de la realidad. En un país sin cultura del emprendimiento y donde, como se ha dicho antes, la mayoría de sus ciudadanos sueñan con convertirse en empleados públicos, figuras emprendedoras y poco abundantes como la de Juan Arnaiz merecen la admiración, la atención y cudiado por parte de todos, administración y medios incluidos, como si se tratase del más grande y multimillonario proyecto económico.

Conociendo J13PRO, no he podido evitar acordarme de otro innovador y emprendedor como David García, 'Capi', fundador de la primera escuela de surf en España en 1991. Ambos, cada uno en sus respectivos campos, uno en el basket y otro en el surf,  han sido pioneros en crear algo que no existía. No sé si Juan Arnaiz y J13PRO tendrán  tanto recorrido y éxito como Capi y la Escuela Cántabra de surf (yo así se lo deseo y lo auguro por su profesionalidad, dedicación  y pasión por el baloncesto),  pero hay algo que nadie le podrá quitar: ha sido el primero en Cantabria en montar unas instalaciones dedicadas a entrenar al jugador de baloncesto a nivel individual y personalizado. 

  

Portada de Cantabria Económica de julio`25.

 Para leer la entrevista de Juan Arnaiz y J13PRO os invito a comprar el número 14 de la revista Cantabria Económica, ya disponible en los quioscos de Cantabria.

  Enlaces de interés:

https://www.j13pro.es/

https://www.cantabriaeconomica.com/empresas/capi-radiografia-de-un-emprendedor/


martes, 1 de julio de 2025

La ría de Cubas y los Kayaks de Loredo Aventura. El temazo de la cara B de los veranos de Ribamontán al mar.

 

  Los discos de vinilo tienen  dos caras. La cara A,  donde generalmente se ponen, a priori,  las mejores canciones, aquellas en las que los grupos y los infalibles y sabelotodo  productores musicales depositan todas sus esperanzas;  porque piensan que van a gustar más al público y van a convertirse  en exitosos y lucrativos número 1, y la cara B, en la que se colocan  títulos, también a priori, más modestos, humildes, mucho menos pegadizos, redondos y pretenciosos,  destinados a pasar sin pena ni gloria y puestos casi  para rellenar. 

 Por fortuna, en ocasiones, esta teoría falla y singles de la cara B, por sorpresa, se convierten en auténticos fenómenos sociales, escalando, contra pronóstico, a las posiciones más altas de las listas de ventas  o de las emisoras radiofónicas,  para estupefacción de sus descreídos padres y envidia  de sus hermanos ‘favoritos’  de la cara A. Uno de los más claros ejemplos de este fenómeno fue el  celebérrimo tema de Gloria  Gaynor  ‘I will survive’, que llevaba dos años guardado en un cajón, hasta que fue rescatado  por la discográfica para ser la cara B, el escudero, la comparsa, de un single ganador titulado ‘Substitute’. El resto es historia de la música: I will survive es un himno mundial a la resistencia y Substitute no lo conoce ni Dios.

 Algo de  este fenómeno de las caras A y B de los vinilos musicales sucede en la localidad turístico-costera de Ribamontán al Mar. Mientras el éxito, la fama, la gloria, las inversiones, la atención del gran público y de los empresarios se las  llevan el surf y  las playas orientadas al norte,  donde proliferan como setas las escuelas de surf, que practican entre sí unas luchas encarnizadas  que ríase de Juego de tronos o de una película de samuráis de Akira Kurosawa;  existe una  cara B, mucha más discreta, humilde, silenciosa., al sur del municipio, de espaldas al bullicio y el ajetreo de esa mina o gallina de los huevos de oro en el que se ha convertido el Mar Cantábrico y sus olas.  Esta especie de cenicienta es la ría de Cubas. Un hermoso paraje, auténtico remanso  de paz, que por momentos recuerda a un selvático e inhóspito  paisaje de Apocalypse  Now o misterioso de El señor de los Anillos, y que  aunque carezca de olas, ofrece también valiosas posibilidades recreativas e indudable atractivo turístico.


Loredo Aventura ha llenado la ría de Cubas de Kayaks.


 El surf es sin duda el producto estrella de Somo, es el temazo del verano, el ‘Aquí no hay playa’ de Los Refrescos, el ‘despacito’ de Luis Fonsi, ‘La flaca’ de Jarabe de Palo…  Condenado a escucharse de forma machacona en las ondas una y otra vez y a ser tarareado hasta la extenuación por el común de los mortales. Por el contrario, el kayak en la ría de Cubas es el inesperado ‘I will survive’, el temazo modesto y  sorprendente  gran hit contra pronóstico de la cara B.  Una alternativa valiosa para esos días que no hay olas, o los picos están tan petados, que es imposible que uno disfrute con la práctica del surfing. O para el que simplemente no le gustan los ritmos y estribillos facilones de los números 1 del verano o que de  tanto escucharlo se ha llegado a cansar.

Como un sabio productor discográfico, uno de los primeros que supo ver el potencial de la ría de Cubas como alternativa al surf y  escenario donde realizar deportes de aventura, concretamente kayak y  sup, fue Enrique López de  LOREDOAVENTURA, que desde el lejano 2008 lleva alquilando  sus kayaks a quien desea bailar a un ritmo diferente al del pegadizo  surf.  La estampa de su remolque, con sus inconfundibles canoas naranjas, nada más acabar el puente de Pedreña y entrar en Somo, es una de las más habituales postales veraniegas de Cantabria. Es más, se puede decir que el verano no entra de forma oficial u oficiosa, los días no se alargan y no llega el buen tiempo hasta que Enrique pone el remolque junto al embarcadero de  las míticas pedreñeras que comunican Santander con Somo.

El empresario de deportes de aventura Enrique 'Quique' López no fue el primero en apostar por los kayaks en la ría de Cubas, pero sí ha sido el más constante y persistente a lo largo de todos estos veranos. No  ha faltado puntual a su cita ninguno, ni siquiera el de la Pandemia.  Con éste de 2025, son ya 18 años seguidos. Una fidelidad y una apuesta prolongada en el tiempo por la ría de Cubas como escenario para el uso recreativo del Kayak que ha conseguido dar sus frutos,  crear tendencia y que se haya convertido inesperadamente en todo  un temazo, un gran hit de los veranos de Somo, un 'I will  survive', un número 1  de la cara B que constituye  no sólo una alternativa al surf, sino un plus o extra en la oferta de actividades de un municipio que da la sensación que ha apostado por el deporte de las olas como única carta con la que venderse al exterior.


Quique López vio hace 20 años el potencial recreativo de Cubas. 

  Puede parecer  ahora que decenas de familias enteras, parejas, excursiones  o almas solitarias surcan en kayaks  las aguas de la ría de Cubas o de la playa de El puntal, en función del ciclo de las mareas, o que han surgido empresas de la competencia, dispuestas a beneficiarse del duro trabajo  ajeno  de muchos años y de colgarse la medalla de una interminable labor de trinchera que no han librado, que el camino ha sido llano. Nada más lejos de la realidad. Los inicios no fueron ni mucho menos sencillos para Loredo Aventura, en una localidad en la que la gente sólo viene preguntando por surf y por olas. La banda sonora de los  primeros años fue el 'I will survived' de la Gaynor, pero por motivos de pura resistencia, de incansable lucha. hasta que el trabajo, la constancia fueron dando sus frutos y cada vez era mayor el número de gente que alquilaba unos kayaks para surcar la bahía o la ría de Cubas y repetía.  Aquí,  el papel silencioso y no reconocido  de Enrique y Loredo aventura ha resultado crucial para que Ribamontán al mar sea, adía de hoy,  más atractivo de cara al exterior, contando  con una alternativa, un tema B, un 'I will survived' que suena fuerte en los veranos de Somo.

https://www.loredoaventura.com/