martes, 1 de octubre de 2024

Flamingos Vintage Kilo, una razón de peso para comprar en el centro de Santander

  He tenido la gran oportunidad de volver a colaborar de nuevo con la revista Cantabria Económica, a través de su director Alberto Ibáñez. Para elegir el tema de la entrevista esta vez lo he tenido muy fácil, he seleccionado a los jóvenes empresarios Antonio Rodríguez y Ana Brasal, propietarios de dos tiendas de ropa usada vintage en el centro de Santander. Resulta estimulante e inspirador gente que todavía  apuesta por un negocio alternativo y con tienda física, en este universo virtual y Amazónico de usar y tirar. Antonio y Ana gestionan Flamingos Vintage Kilo y acaban de inaugurar una división de Sport en el centro de la capital de Cantabria.

  Dejo un fragmento de la entrevista e invito, desde aquí, a conocer sus tiendas en la calle del Cubo y Francisco de Quevedo de Santander. Esta no es una noticia directamente relacionada con el surf, pero en su tienda hay a la venta un montón de camisas surferas únicas, con historia, alejadas de las impersonales y clónicas que podemos encontrar en las tiendas y boutiques surferas. En Flamingos se nos abre un abánico de posibilidades para ser un surfero con un estilo único e irrepetible y escapar de la uniformidad del aparcamiento de la playa.

  

Ana y Antonio en una de sus dos tiendas.


"Hubo una época, cada vez más lejana, anterior a Internet y a las compras online, en la que era bastante habitual escuchar a la gente decir cosas tales como “me  he traído de un mercadillo callejero de  Londres unas botas doctor Martens, una chupa de cuero de aviador y un vestido que no encuentras aquí en ningún lado”. Era una forma un tanto esnob de presumir y de reivindicar al mismo tiempo tener algo exclusivo y único que no se podía encontrar en nuestra pequeña comunidad autónoma. Al cabo del año, uno escuchaba tantas veces  decir esta mítica frase que irremediablemente siempre se acababa haciendo la misma pregunta: ¿Por qué no habrá aquí una tienda que venda ese tipo de productos para evitar que la gente tenga que coger un avión y  cruzar el charco? Por lo general, esta duda se solventaba siempre por la vía rápida con un “esto aquí no funciona, esto es un pueblo, este tipo de tienda es propio  de las grandes ciudades”.  En 2019, Antonio Rodríguez y Ana Brasal pusieron de manifiesto lo erróneo de esta máxima montando, en la capital de Cantabria, Flamingos Vintage Kilo". (Para leer el resto de la entrevista adquirir el número de septiembre de Cantabria Económica)  


viernes, 31 de mayo de 2024

SURF y TAYLOR SWIFT

  Apenas acabo de digerir la noticia de que el surf genera en Cantabria la nada despreciable cifra de 13 millones de euros (lo que viene siendo una buena Primitiva de 6 aciertos), recibo la sorprendente de que un concierto de Taylor Swift genera un impacto brutal en la bolsa de Nueva York y modifica el PIB anual de una nación puntera como EE.UU. Entonces, mi maquiavélica y maligna mente actúa y se hace la siguiente pregunta: ¿Es que a ningún ministro de economía, en su sano juicio, se le ha ocurrido nunca hacer un evento combinado que una un torneo de surf y un concierto de Taylor? Sin duda, eso ayudaría a salir de cualquier crisis, económica e incluso existencial, acabaría con el paro, el juvenil , el infantil y el sénior, dispararía el PIB de España hasta cotas nunca vistas ni imaginadas, y nos abriría de paso las puertas de par en par del G7 o G8. Adelantaríamos, en una maniobra Fernando alonsoniana, en un pispas, a Francia, Japón, Italia, Reino Unido, Alemania, y a quien se nos pusiese delante, como potencias económicas del planeta, compartiendo podio con EE.UU. y China. 

   
Surf a toda costa: ¿ocurrente eslogan publicitario o declaración de principios? 


   Bromas aparte, no hace falta ser muy inteligente para entender la validez o verosimilitud de estos informes completamente interesados y con la misma credibilidad que uno financiado por los laboratorios Pfizer aseverando que el uso de sus pastillitas azules es inocuo para nuestro corazón, mejora la calidad de vida, el estado de ánimo de sus usuarios y de quienes les rodean. Es más. Voy a ejercer de oráculo y de pitoniso. Me apuesto lo que sea a que dentro de unos meses o semanas, nos vendrá, en los rigurosos y nada propagandísticos medios de comunicación, otros informes similares, diciendo que tener el club de fútbol en primera división generará unos ingresos de millones de euros, 50 o 60 (hay que superar los del surf, que no se diga) o que la feria taurina tiene un impacto económico no ya de 13 o 20, o 60, sino de 70 millones para las arcas de la ciudad anfitriona. Ahora acabo de recordar otro ‘imparcial’ encargado a una empresa externa por el torneo de olas grandes de Santander que decía que generaba millones de euros y que era seguido a nivel mundial por millones de personas. Seguramente, el encargado de realizarlo se apellidaba Tezanos. 

   Generalmente, todo este tipo de informes buscan lo mismo: dinero público, el tuyo y el mío. Presionar, en el buen sentido de la palabra, al nada crítico, súper ingenuo e impresionable regidor de turno para que afloje la panoja. Y cuando está en juego la inversión institucional queda muy bien hablar de efecto retorno, de que la inversión, o mejor dicho, subvención, se verá recuperada y multiplicada con creces por los ingresos, etc. Ahora mismo hay una encarnizada lucha por conseguir ayudas y fondos públicos, de ahí la naturaleza cada vez más irreal y fantasiosa de los estudios y sus astronómicas cifras económicas. 

 Ya no se trata de pedir responsabilidad a la hora de hacer este tipo de informes, es perder el tiempo, sino pedir responsabilidad, autocrítica y reflexión al ciudadano de a pie, al surfista o no surfista a la hora de leerlos. Todos estos informes interesados generan un peligroso efecto burbuja, reclamo e hinchan el globo. Atrae la inversión, multiplica los negocios relacionados con el surf, seguramente alentados por los datos macroeconómicos de las noticias que vienen a asegurar que tener una escuela de surf es poco menos que tener la gallina de los huevos de oro o un videoclub en los años ochenta (¿les suena? Otro negocio que parecía inmortal). En este país, tenemos una amplia experiencia en el tema de las burbujas económicas y sus trágicos resultados. No hace falta ser ningún lince para saber cómo acabará el sector económico del surf y sus exhaustas localidades costeras dentro de unos años de continuar por este selvático camino. La gran y única duda es el cuándo. En estos días, he escuchado, con rotundidad y contundencia heladoras, a profesionales del sector, decir: “el surf no tiene techo”. Es justo lo mismo que oía decir a los constructores, a los promotores inmobiliarios, a los albañiles en el verano de 2003… 3 años más tarde no decían lo mismo. No se trata de ser catastrofista ni de ir de Nostradamus por el mundo, sino consecuentes y responsables y de utilizar por una vez las amargas experiencias de la vida para no tropezar por decimoquinta vez en la misma piedra. 

  En el sector del surf, hay gente trabajadora, responsable, gente innovadora que cree en la cultura del esfuerzo, que sabe lo que cuesta ganar un euro, el sudor que requiere, lo que cuesta tener un empleado, no digamos ya una plantilla, pagar un alquiler, los alumnos y clases que hay que dar y que hay que tener para poder sobrevivir todo el año, también la temporada baja o la inexistente que hay de octubre a abril. Gente que no recibe un solo euro público e invierte y arriesga su dinero, sus ahorros, sus ingresos, pide préstamos, hipotecas, se endeuda, para intentar mejorar y diferenciarse de una competencia cada vez más feroz y numerosa y a menudo desleal; es lo que pasa cuando el pastel es muy jugoso y cada vez hay más y más comensales a la mesa, que no es infinita ni ilimitada. El famoso “ponche party” del que hablaba el visionario ministro zapaterista Sebastián, a toro pasado, siempre a toro pasado, en referencia a la burbuja inmobiliaria, cuando ya era demasiado tarde. Es como la noticia de lo que genera un torneo de surf. El que ha organizado un torneo sabe perfectamente que con un torneo no te haces millonario, es más, muchas veces palmas hasta pasta y lo haces casi por altruismo, por amor al deporte, para que suba el nivel competitivo de los chavales, venga gente de fuera y nos empapemos de su nivel.

    
Código del surfing. ¿Quién ordena lo de fuera?


   El que invierte, o el que solía invertir en surf, no era o es ninguna hermanita de la caridad (eso lo tengo claro), lo hace para ganar dinero, aunque más que para ganar, lo hace o lo hacía para poder vivir dignamente haciendo algo que le gusta en un entorno que le apasiona. La playa. Si por el camino muy improbablemente se hacía multimillonario mejor que mejor, pero no era su fin prioritario en la vida ni la consecuencia más deseada de sus actos. Detrás del “negocio del surf” hasta ahora había siempre un surfista, un deportista al que movía un fuerte y nada despreciable componente emocional y romántico. Ahora, con este sector del surf hipermusculado y hormonado financieramente, que genera estudios y que acabará cotizando en el IBEX35, está surgiendo un nuevo tipo de inversor, que se mete en el surf como antaño se metía en el sector del ocio nocturno, la restauración, la hostelería o la construcción. Al calor del negocio de moda y del supuesto dinero fácil. Por primera vez, el surfista puede perder el control de su amado deporte y convertirse en un mero empleado, en un camarero, en un jornalero, en un asalariado del empresario puro y duro de turno con más musculo financiero, mejores contactos que él para inversiones y facilidades para conseguir dinero. Esto no aparece en ninguno de los triunfalistas estudios sobre el surf ni en las noticias de los periódicos de estos días, pero se está dando y cada vez se dará con mayor frecuencia. Vivir y trabajar en la costa se está convirtiendo en algo prohibitivo incluso para los propios surfistas. ¿Quién podrá hacer frente, en pocos años, al alquiler o compra de un local comercial en primera línea de playa? Ya no digamos un chalet o casa para instalar una surf house. Es lo que vulgarmente se conoce como morir de éxito. Le ha pasado Ibiza y puede ocurrir en cualquier localidad surfera del norte de España. Reflexionemos sobre ello unos momentos. 

   Para finalizar y quitarle un poco de hierro al asunto, es más que evidente que todos estos años hemos estado equivocados. Muy equivocados. Estudiar, trabajar, esforzarse, invertir, arriesgar. La pesca, la ganadería, la industria… I+D. Tonterías. La respuesta la teníamos delante de nuestras narices. Y no la hemos querido o sabido verla. Cerremos las tiendas, las empresas, los institutos. ¡Las universidades! Conciertos todos los días de Chenoa, de Amaral, o aún mejor alcalde de turno, haga una palanca laportiana, solicite un crédito en el Liberbank, Unicaja Bank, o como demonios se llame ahora, y a contratar a Taylor Swift en las próximas fiestas patronales. Ha llegado el ansiado y tan buscado nuevo modelo productivo para España. El S+T. Surf y Taylor. Bienvenidos a la nueva era.

jueves, 21 de marzo de 2024

Petición en Change.org para que le pongan una estrella del surf al Racing de Santander en Somo

   

Nada ni Nadie se merecen tanto una estrella del Surf en Somo como el histórico Racing de Santander.


  Pese a que una vez más se pone de manifiesto que nunca seré influencer de nada,  tengo un nulo poder de convocatoria y que el 'feedback' de cada uno de mis actos de comunicación (Blog, libros) brilla por su ausencia, comparto a quien pueda interesarle esta petición colgada en Change.org en la que solicito adhesiones para que le pongan al Racing de Santander una estrella del surf en la localidad cántabra de Somo.

 El Racing tuvo un papel crucial en el inicio y posterior desarrollo del surf en España. A bordo de su autobús vino procedente de Francia la primera tabla, encargada por el legendario pionero del surf en España, el santanderino Jesús Fiochi, cuyo padre era directivo de la mencionada entidad deportiva. Desgraciadamente, este es un hecho no muy conocido.

 Esta crucial contribución del Racing al desarrollo del surfing en España la recuerda el periodista y prolífico escritor, Fran Díez, en su indipensable trilogía sobre la historia del club de fútbol, '100 anécdotas del Racing: “En el autobús del Racing viajó a Santander la primera tabla de surf comprada por un español en 1963. Una Barland. Desde entonces este deporte y el club de fútbol santanderino han mantenido cierta relación unidos por El Sardinero. Jesús Fiochi, considerado el primer surfista español, unió al Racing con el surf gracias a aquel encargo, un tablón rojo de casi tres metros y unos 18 kilos. Su padre fue directivo de la entidad racinguista y el fabricante acercó el "pedido" a Irún aprovechando que el equipo cántabro jugaba en San Sebastián”.

  Si alguien quiere adherirse a esta justa reivindicación, puede visitar este enlace y estampar su firma virtual. Muchas gracias.

  https://www.change.org/p/una-estrella-del-surf-en-somo-para-el-racing

domingo, 28 de enero de 2024

Surfistas y racinguistas: Manel Fiochi, el santanderino que jubiló la tabla larga en España

 

Manel Fiochi, genio y figura del surf de Cantabria y España.

  

  Se puede decir que las vidas del Racing y de Manel Fiochi (Santander, 1.950) tienen cierto paralelismo. Importantes los dos en las historias de sus respectivos deportes, nunca se les ha brindado la atención ni la importancia suficientes, ni la que se merecían. Si el Racing ha sido pionero en un sinfín de acontecimientos (fundador de la  Primera División Española, primer equipo en ser televisado junto al Real Madrid, primero en tener publicidad en su camiseta…), Manel no le va a la zaga en cuanto a ser  propulsor de innovaciones en el surfing. Si bien una inoportuna lesión de brazo, le impidió ser de esa primera hornada de surfistas cántabros comandada por su hermano Jesús, se supo resarcir con creces cuando allá por 1967 trajo la primera tabla corta a España junto a un surfing radical y vertiginoso, que nada tenía que ver con el cadencioso de tablón que se practicaba hasta entonces.  Manel, el importador de la New School y el aplicador de un ERE al tablón, dotado de un espíritu aventurero e inquieto, y tal vez en ocasiones de cierta alma de kamikaze, también fue el codescubridor, junto a sus amigos José Manuel Merodio, Carlos Bereza y Novo, de la potente  ola de Santa Marina. Un hallazgo sin precedentes y el pistoletazo de salida del surf de olas grandes en Cantabria y España. Racing y Manel, dos vidas paralelas, pero que en ocasiones, como por arte de magia, han tenido puntos de tangencia. Como cuando la condición de su padre de directivo del club santanderino propició que, en su autobús,  llegase la primera tabla de surf a la península. Fue un tablón rojo encargado por su hermano Jesús al taller de Barland en Bayona. Allá por 1963. 61 años después las vidas del Racing y de Manel confluyen en esta entrevista.

-El Racing ha estado muy vinculado a tu familia, ¿qué recuerdas de cuando tu padre estuvo en la directiva?

-He de confesar que yo no he sido nunca demasiado aficionado al fútbol. Recuerdo haber ido bastantes domingos con él a los antiguos Campos de Sport de El Sardinero para ver partidos, desde un lugar del estadio privilegiado. El palco.  Fueron tardes inolvidables. También me gustaba acompañarle al club cuando tenía alguna reunión importante en la que se decidían fichajes o cuestiones económicas, le esperaba en el coche y me entretenía jugando con el volante, con la radio…

-¿Algún recuerdo de jugadores?

-Pues de aquella época, en la que mi padre era directivo, no, porque era muy pequeño, pero posteriormente  conocí en Navarra por motivos profesionales (teníamos negocios allí familiares) a Benito Ballent. Un muy buen delantero que se caracterizaba por su efectividad. Recuerdo que tuvo una despedida agridulce con el Racing. Se lesionó la primera jornada de la liga 92-93, la del ascenso, contra el Badajoz. Fue su último partido con el club, pero se marchó haciendo lo que mejor sabía, con un gol. Un broche de oro a su trayectoria como racinguista.

-Cuéntanos esa anécdota en la que tu hermano Jesús aprovecha que tu padre era directivo del Racing para que le trajeran,  en el autobús del equipo,  la primera tabla de surf que hubo en España…

-Recuerdo de repente ver a mi hermano Jesús con una tabla muy bonita de color rojo. Era la primera tabla de surfing que veíamos.  Aunque decía que la había traído de Hawaii o de Australia, se conoce que quería la exclusividad y la patente de corso en el agua, la había comprado en Bayona. Se compró en Francia, la metieron en el autobús del Racing y para Santander. Gracias a aquel partido del Racing se trajo la tabla. Esa fue la realidad. Yo sabía que no la habían traído de Hawaii porque un día estaba con Merodio y Carlos Beraza en casa, rascamos un poco la parafina de la tabla y descubrimos que la marca era Barland y que su origen era Bayona. Fue todo un descubrimiento, porque  a partir de entonces ya sabíamos dónde adquirirlas. Si bien por aquel entonces, por los coches y las carreteras que había,  Francia no estaba cerca, mejor allí que en Australia (lanza una carcajada).

-En los sesenta, sobre todo al principio, Barland era el shaper de cabecera. Cuéntanos tu apuesta por una tabla corta cuando todo el mundo usaba tablas largas de mínimo nueve pies…

-Solía veranear en Biarritz, bueno más bien mi padre me mandaba allí para aprender francés. El caso es que, en mis horas libres, visitaba el taller de Barland y un día vi que estaban fabricando otro tipo de tablas que nada tenían que ver con los tablones que hasta entonces usábamos. Eran  mucho más cortas y ligeras. Sin dudarlo, encargué una de esas tablas novedosas y vine para Santander con ella. Aquí todo el mundo seguía con los tablones. Además, en Biarritz, tuve la ocasión de observar a un gran campeón francés como François Lartigau y a surfistas australianos. Hacían un surfing distinto, aprovechando la velocidad de la ola y situando, desde el principio, la tabla en paralelo a la orilla de la playa y no bajando al seno de la ola, que es lo que nosotros hacíamos. Eso me permitió hacer con esta tabla corta maniobras, giros novedosos…  Zalo Campa se fijó y decía que “hacía un surfing distinto, nuevo”.  Entonces la gente fue entrando en el mundillo de las tablas cortas y dejando la tabla larga para ocasiones muy puntuales, como días de verano, olas pequeñas…


 

Manel, surfing cargado de velocidad y radicalismo.

-A parte de traer el surf moderno, también fuiste el codescubridor y  de los primeros en meterte en esa ola mítica que es  Santa Marina…

-Ah, bueno,  sí. Es verdad. Un día estaba en Somo con Beraza y Merodio y estaba demasiado grande, pasado,  para poder coger olas. Entonces fuimos andando con las tablas por la playa hasta situarnos enfrente de la Magdalena para ver si podíamos coger algo allí, pero seguía estando muy grande. Entonces no sé quién observó que rompía una ola en Santa Marina. A la vez siguiente que fuimos allí, en condiciones bastante similares, fuimos directamente a Santa Marina. Allí cogimos las primeras olas. Recuerdo que cuando venía una serie, me decía Merodio: “cógela, cógela”, porque él  quería coger la mejor, que venía detrás. Entonces, yo le decía: “cógela tú”. Recuerdo haber cogido una ola, a media marea, con una sensación de miedo al ver las rocas bastante cerca. Luego, aprendimos la forma de surfearla y no sólo íbamos allí, sino que mi hermano Jesús se encargaba de alquilar, previa recaudación entre todos, una de las lanchas de Somo para ir directamente al pico sin tener que remar desde la orilla. Desde la barca se podían sacar también unas buenas fotos, unos buenos vídeos… Esa es la historia de  Santa Marina. Una ola cuya fama ha traspasado las fronteras, pues no sólo la surfean los cántabros, sino también los extranjeros.

-El Racing ha tenido una contribución al surf en España decisiva, trayendo esa primera tabla… ¿Crees que se merecería una estrella en el paseo de la fama que hay en Somo?

-Lo de las estrellas de Somo me parece una muy buena idea. El hecho de poder dejar allí constancia de la aportación que el Racing tuvo al surf en Cantabria  y en España para las generaciones futuras sería muy importante para un club que en los últimos años no lo ha pasado bien.  

-¿Cómo ves la actualidad del Racing?

-Ahora parece que está yendo para arriba por el trabajo de su entrenador y de sus jugadores y a base de ganar partidos. Me gustaría mucho que llegará a Primera División, como estuvo tanto tiempo. Se lo merece.  ¡Aúpa el Racing!

 

miércoles, 24 de enero de 2024

Surfistas y racinguistas: Roberto Flores, el gran comunicador del surf en España

 

  El surf y la comunicación son las dos grandes pasiones de Roberto Flores (Santander, 1.966). Dos motivaciones que en el año 2001, cuando Internet tan sólo empezaba a asomar y  a insinuar tímidamente  el grado de influencia que tendría en un futuro en nuestras vidas, pudo  unir creando de forma visionaria la página web Surfcantabria (https://www.surfcantabria.com/). Desde entonces, son más de 20 años, en la brecha, poniendo al día puntualmente a la comunidad surfera de la región. La faceta comunicadora de Roberto no acaba en la red, continúa con el programa radiofónico Hemisferio Surf, desde donde primero por las ondas y posteriormente por internet, disecciona la actualidad y entrevista a personalidades del deporte de las olas. Más de quince años, cientos de horas de emisión a sus espaldas y 680 programas. Casi nada. Más recientemente, ha saltado a la televisión con los programas #conexionsurfing y #flashsurfing, que se emiten en Surfchannel. Donde ha realizado y realiza tanto tareas de presentación como de redacción de guiones. Dos formatos de éxito y con aceptación, pues ya van por la sexta temporada. El gran comunicador y el rostro y la voz del surf en España tiene una tercera pasión, tal vez no tan conocida, pero muy importante. Roberto se confiesa seguidor del Racing de Santander, un conjunto muy vinculado a su vida, por cuestiones familiares, y al surfing.

Roberto Flores, media vida vinculada a la comunicación.

  -Creo que tu afición por el Racing te viene de familia...

-Correcto, de mi padre, Ricardo Flores, conocido como ‘Timimi’ y que jugó con el Racing a finales de la década de los 40. Me acuerdo que cuando no tenía colegio me llevaba a los viejos campos de sport, salía al césped, me subía a las gradas y entraba a los vestuarios.  El era amigo de Terio, el mítico utillero. Vi muchos partidos del Racing en esos viejos campos, al Madrid, Barcelona, los duelos con el Athletic Club y toda la gente que venía de Bilbao... Grandes gestas, descensos y ascensos, una época dorada de fútbol auténtico.

-¿Nunca te tiró practicar fútbol? ¿Cómo se tomaron en casa que te decantaras por el surfing?

-Jugué desde muy pequeño, en la playa, con mi padre y otros ex jugadores del Racing, en la zona del Chiqui, tengo grandes recuerdos. Jugué desde benjamines en fútbol playero y posteriormente en fútbol campo con el Cervantes, equipo vinculado al Colegio Salesianos, donde estudiaba.  Mi puesto habitual era extremo izquierdo. No se me daba mal; tenía buena zurda. Respecto al surf, llegó a mi vida a los 16 años, en 1982, y entró en vena rápidamente; dejé de jugar al fútbol e incluso dejé de ir a ver al Racing los domingos;  las olas comenzaron a ser mi prioridad. Mi padre no le dio importancia, es más, una vez jubilado, me decía cada día cómo estaban las condiciones de mar cuando volvía del Camello de jugar a las palas y darse un cole en el mar. 

-¿Cómo has vivido la última década de tempestad del Racing?

  Desde la más absoluta decepción, aunque nunca he perdido el pulso a su actualidad y la esperanza. Lo de la Segunda B ha sido muy duro. Por fortuna, parece que ahora remontamos, pero el paso por el desierto ha sido largo...

- Si los elementos en forma de olas y el calendario de la LFP coinciden,  ¿por qué optas? ¿Olas en el Sardinero o partidito en los Campos de Sport?

 -Lo tengo claro, ahora las olas pueden esperar.  Llevo unos años acudiendo a los campos con mis hijos, ellos juegan al fútbol y es una sensación especial cómo lo han vivido desde que nacieron, conociendo ellos ahora la historia de su abuelo y viendo las fotos en la pared de la casa de mis padres con los equipos de su vida, el Rayo Cantabria, el Racing y el Club Deportivo Logroñés.

- ¿Quién ha sido para ti el Kelly Slater del Racing?

 -Mi padre me hablaba de Alsúa, Oscar...  Pero yo vi jugar muchos años a Quique Setién, nuestro 10, por su estilo y elegancia con el balón en los pies, era ‘El Maestro’.


 

Un surfista y un racinguista de pro.

 

- El Racing es un equipo muy vinculado al Surf en España…  En su autobús, vía Francia, llegó la primera tabla... Da la sensación que, como otras muchas cosas, no hemos sabido venderlo.

 -Esa es una bonita historia, curiosa como poco, una anécdota más de nuestro surfing, y firmo por esa estrella en el paseo del surf en Somo. En la temporada pasada, hizo el saque de honor en los Campos de Sport, Nano Riego, surfista cántabro ganador de la Vaca Gigante.  Me hizo mucha ilusión verle en el césped:  un surfista recibiendo un merecido reconocimiento por la afición, quién lo iba a decir.

  - Por último, la pregunta que hago siempre al selecto grupo de surfistas y racinguistas, ¿volveremos?

  -No tengo la más mínima duda. Aúpa Racing.

  

 

 

domingo, 7 de enero de 2024

Injusticia monumental en Santander

 

El legendario Cioli no perdonó un solo día su visita a la playa.

 

  Después de mi efímera semilucha, saldada con una relampagueante derrota, para que pongan una estrella al Racing en el paseo del surf de Somo, me he acordado del inolvidable y querídisimo Don José Sanz Tejera (Santander, 1922-Santander, 2011), más conocido como  Cioli. Responsable de salvar, y mira que se dice pronto, a más de 140 personas de morir ahogadas en las peligrosas y traicioneras aguas del Cantábrico.

 En esta época de alarmante indigencia espiritual, de desorientación vital,  de epidemias de crisis existenciales, de picarescos coaches y  gurús, de libros de autoayuda, de Paulos Coelhos de Mercadona, de filosofías  low cost y frases prefabricadas del Ikea que establecen que todos somos seres de luz, guerreros de la luz (esta gente parece que tiene acciones en Iberdrola), de consumo récord de antidepresivos y ansiolíticos… Cioli nos regaló, durante lustros, con total naturalidad,  de forma completamente gratuita y humilde y patentó la fórmula más sencilla para estar en paz con uno mismo y poder a llegar a ser felices en esta vida: “Haz bien y no mires a quien”. Además, sin ser surfista ni de familia de multimillonarios, consiguió cumplir con  gran éxito el objetivo máximo de cualquier amante de las olas que se precie: se pasó todos los días de su vida en la playa. Si a este pequeño gran hombre no se le ha dedicado una estatua 13 años después de su muerte, ¿a quién se la van a dedicar?

Un antiquísimo y sapientísimo proverbio hebreo, extraído del Talmud, establece que “Quien salva una vida, salva al mundo entero”. ¿Qué podemos decir entonces de alguien que, en el único recuerdo físico que hay de él, en su ciudad, en una desactualizada  placa instalada en la entrada de su playa de la Magdalena,  en el lejano 1983, pone: “El ayuntamiento de Santander, a Cioli, salvador de cien vidas”. Cuanto menos que a alguien así, que salvó a la humanidad entera y a varias civilizaciones alienígenas, 14 años después de su muerte, se le habría rendido ya tributo en forma de estatua. Efectivamente, en cualquier lugar del mundo, así habría sido, sin duda alguna. En cualquier lugar del mundo, menos en uno, en  el que nació, vivió y murió este héroe real y local que te reconciliaba al instante con la especie humana.  41 años después seguimos con la misma mencionada placa, minúscula y obsoleta, pues  desde que fue descubierta hasta que murió Cioli tuvo tiempo de salvar a 40 personas más.

  A estos políticos seguidores de la máxima del despotismo ilustrado de todo para el pueblo pero sin el pueblo y a sus incomprensibles  secuaces que les siguen el juego y combaten, con fiereza hooliganesca, cualquier crítica vertida por sus semejantes, a sus amados líderes y formaciones, con la elaborada y elevada técnica dialéctica del "y tú más", les diré una cosa: Ya no hace ninguna falta que a Cioli le levanten una estatua después de 14 años de su muerte, ni que le den alguna ultrabreve calle sin salida, fruto de la más voraz burbuja y especulación inmobiliarias, en la periferia más recóndita de la ciudad, donde seguramente no llegaría ni la brisa de su querido mar… Cioli tiene dedicada la principal, la más amplia, arbolada y señorial de las avenidas y la más ciclópea y monumental de las estatuas, en  un sitio, en el que ustedes, al menos de momento y miren que lo están intentando, no pueden entrar a legislar. Cioli tiene un monumento y una calle en las mentes y en los corazones de cada cántabro y santanderino de bien.

  Para  los que aún no han perdido la esperanza y aún creen que el bautizo de calles, plazas o construcción de elementos  esculturales conmemorativos responden a la expresión de la voluntad popular y no a un criterio personalista, partidista, injusto, caprichoso, arbitrario e incongruente les dejó el enlace de una  iniciativa que lucha contra la monumental injusticia de que Cioli no tenga una estatua en Santander.

https://www.change.org/p/presidente-de-cant%C3%A1bria-jos%C3%A9-sanz-tejera-cioli-se-merece-una-estatua-en-santander-por-las-vidas-que-salvo

 

 

 

 


domingo, 17 de diciembre de 2023

Una estrella del surf en Somo para el Racing

 

Un paseo de las estrellas que nunca será completo sin una para el Real Racing Club de Santander.

 



 Mientras digiero con sal de frutas, bicarbonato  y protector estomacal la enésima pifia del Racing de Santander, que se deja remontar un 0-3 en apenas diez minutos, me acuerdo de la célebre frase de Otto von Bismarck en relación a España. "España es el país más fuerte del mundo: los españoles llevan siglos intentado destruirlo y no lo han conseguido". Estoy seguro que si  Otto hubiese  nacido sólo unos pocos  años después y hubiese sido futbolero, seguramente hubiese dicho lo mismo del Racing. Después de ser malvendido supuestamente por dirigentes y políticos que buscaban el bien del club a gentes, por decir algo, a la que yo no hubiese vendido un traje de neopreno con agujeros  o una tabla amarillenta flexada por la mitad, de estar en múltiples ocasiones al borde de la disolución... siempre, al menos de momento, ha conseguido levantarse, convirtiéndose en algo así como El indestructible del fútbol mundial.

En un mundo asolado por las guerras, la hambruna, el cambio climático, la extinción masiva de especies, la subida del nivel de los océanos… hablar de la desaparición de un club de fútbol suena frívolo y anecdótico, pues sin él la tierra seguirá girando, las olas llegarán puntuales a nuestras costas y los ciclos naturales no se verán interrumpidos… Pero el  Racing, al menos para los surfistas en España, no es o  no debería ser un club cualquiera. Tal y como recuerda el periodista y prolífico escritor, Fran Díez: “En el autobús del Racing viajó a Santander la primera tabla de surf comprada por un español en 1963. Una Barland. Desde entonces este deporte y el club de fútbol santanderino han mantenido cierta relación unidos por El Sardinero. Jesús Fiochi, considerado el primer surfista español, unió al Racing con el surf gracias a aquel encargo, un tablón rojo de casi tres metros y unos 18 kilos. Su padre fue directivo de la entidad racinguista y el fabricante acercó el "pedido" a Irún aprovechando que el equipo cántabro jugaba en San Sebastián”.

Por tanto, el autobús del Real Racing Club de Santander fue algo así el caballo de troya, el organismo huésped por el que se introdujo o por el que se inoculó el virus del surfing en España. Un acontecimiento, un hito, un antes y después y un punto de inflexión que no tiene su conmemoración física en forma de placa, estatua en ningún punto de la geografía cántabra, pero que periodistas y divulgadores del racinguismo como el mencionado  Fran Díez han recopilado en obras, como su trilogía de 100  anécdotas del Racing  (https://www.racinguismo.com/2023/04/racing-santander-surfing-historia.html).

Una carencia y una injusticia históricas de proporciones de Jaws o Mavericks que me duele por partida triple, por santanderino, por surfista y por  racinguista. Y no necesariamente por este orden. Parte de esta deuda histórica de los surfistas  españoles con el Racing podría saldarse otorgando al equipo montañés una estrella en el bautizado de forma un tanto rimbombante como boulevard/paseo de las estrellas del surf en Somo. Una constelación que, a mi juicio, jamás será completa ni brillará lo suficiente sin una estrella al indestructible del fútbol español, el Racing, el de verdad, el histórico, el Racing de Santander.